Dos hijos. Puntero derecho en el equipo de fútbol de Huracán de Tres Arroyos, localidad bonaerense en la que había nacido un 9 de enero de 1949. Destacado jugador de básquetbol. Con los contratos como jugador profesional de ambos deportes, más el trabajo en la pileta del club que desarrollaba en los veranos, se pagó su carrera universitaria. Tenía 27 años cuando tomaron por asalto su casa (calle 9 de Julio Nº 30. Tres Arroyos) el 3 de febrero de 1977. Sigue desaparecido. Había sido militante político estudiantil en tanto cursaba la carrera de Ingeniería en Bahía Blanca (se recibió de ingeniero electrónico en 1975). Docente. Hombre de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) al igual que su esposa María Beatriz Loperena: (Ver su registro. Secuestrada conjuntamente con él). En el libro “22. Los tresarroyenses desaparecidos”, se denuncia que en el secuestro de Rivada tuvo participación el servicio de inteligencia de la Marina; con el ardid de sacarle fotos al equipo campeón de básquet de Huracán que festejaba su título con una cena, lo “ficharon” tras explicar que eran allegados al club Olimpo de Bahía Blanca. Uno de los individuos que cumplió la tarea fotográfica, fue otro habitante de Tres Arroyos, Julio César Videla, adherente político 20 años más tarde a las huestes de ex subcomisario Luis Abelardo Patti. Un compañero de deporte, estudios y militancia de aquellos tiempos, Héctor Benvenutti, nos dice: “Con Carlos fuimos compañeros en el seleccionado de fútbol de la Universidad Nacional del Sur (UNS) –equipo que ahora dirijo- y además me tocó enfrentarlo como rival (él jugando para Olimpo y yo en Sansinena). Pero sin duda alguna, tanto Carlos como Beatriz Loperena, como muchos otros compañeros asesinados por los sicarios de la dictadura, fueron para nosotros un ejemplo ético y moral, y lo siguen siendo aún: viven y vivirán en nuestro recuerdo y en el de nuestros hijos”.