Roberto
Baschetti

Robles, Carlos Guillermo

“Eramos cincuenta compañeros a quienes nos tomaron una prueba para ingresar a SIAT. Luego comencé a interesarme por la parte sindical, así lo conocía a Carlitos Robles. Ambos éramos peronistas, trabajábamos en la fábrica y coincidíamos en la forma de pensar y actuar”, dice Roberto Tedoldi, compañero de militancia. Y también los dos se involucraron en la construcción de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) en la zona. Robles antes de este trabajo había formado parte de la Prefectura Naval, pero nadie desconfiaba de él, porque eran tan noble y transparente en todos sus actos como en su propia vida. Robles y sus compañeros tuvieron varios enfrentamientos con la burocracia sindical, algunos de los cuales terminaron a los tiros: “Aquellas luchas que se fueron dando en SIAT, en realidad fueron lucha de ideas. Fue algo así como arrebatarles el poder a quienes siempre lo tenían. Un día, Carlitos, El Flaco y yo, veníamos caminando por Alsina cuando Carlitos vio que por la vereda de enfrente se acercaban doce gurkas de la patota sindical, entre ellos el que le había pegado el tiro al Laucha con anterioridad. Nos parapetamos detrás de un colectivo hasta que los tuvimos enfrente. En ese momento, el Flaco Patiño dice: rodilla en tierra ¡Y se armó un desparramo! Desde ese día se cuidaron de no meterse con nosotros. Les dijimos: No los matamos porque no somos asesinos”, sigue explicando Roberto Tedoldi. Que a su vez sigue recordando: “Aproximadamente por el ’76, la agrupación pide que nos levantemos. Así que con Carlitos nos fuimos de la fábrica. El Flaco Patiño (ver su registro) siguió con sus responsabilidades dentro de la Orga. Carlito y yo salimos a buscar trabajo, al mes encontramos dos vacantes en una fábrica de cables, sobre la avenida Alsina cerca del puente de Escalada. Trabajamos tres quincenas hasta que la Orga secuestró al dueño de la empresa. Decidimos renunciar por una cuestión de seguridad”. Carlos Guillermo Robles a la edad de 32 años, fue secuestrado-desaparecido, un 13 de septiembre de 1977, en Bánfield, provincia de Buenos Aires junto a su esposa, Martina Concepción Espinoza (ver su registro) y el hijo menor de ambos, que luego fue recuperado por su abuela. El matrimonio se dirigía a una inmobiliaria con el fin de poner en venta la casa que habitaban. Fue visto en el CCD Pozo de Quilmes antes de su asesinato.