Roberto
Baschetti

Robles, Gastón José Eduardo

Ingeniero agrónomo. Nacido en Tucumán, el día de la primavera, el 21 de septiembre de 1935. Fue Secretario de Asuntos Agrarios durante el gobierno de Oscar Bidegain en La Plata en 1973. Director de una Escuela de Agronomía e investigador docente. Militaba en Montoneros y antes de la fusión, en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Formaba pareja con Celia Flora Pasatir (ver su registro), con la que tenía dos hijos, Raquel y Mariano. Secuestrado-desaparecido junto a su compañera, el 5 de abril de 1976, en el domicilio que compartían en City Bell, ciudad aledaña a La Plata, en la provincia de Buenos Aires (calle 4, entre Cantilo y Calle 13). Visto en el CCD “El Campito” de la Guarnición Militar de Campo de Mayo antes de su asesinato. Su hija, Raquel Robles fue ganadora del “Premio Clarín de Novela” en el año 2008. El matutino porteño –que todos sabemos que intereses defiende- hizo desaparecer (¡qué palabra!) la historia de lucha de la galardonada, referente de la Agrupación H.I.J.O.S. Capital, espacio que ella sostuvo e impulsó desde el primer día de su creación. Raquel se presentó al concurso que ganó, con el seudónimo de “Venecia Pasatir”, el apellido de su madre. Raquel tenía 5 años cuando se llevaron a sus progenitores para siempre. En ocasión de la anulación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, Raquel escribió una sentida carta abierta, titulada “Lo imposible tarda un poco más” y que comienza así: “A todas esas Madres que no llegaron a ver la cara de pánico con la que entraban a Tribunales los asesinos de sus hijos…”. Recomiendo su lectura completa por internet. La misma Raquel en 2013, dio a conocer su libro “Pequeños combatientes” que narra la historia de la desaparición de sus padres contada desde la ficción. También Raquel Robles declaró en la megacausa Campo de Mayo en agosto de 2020. Ante el tribunal que investiga la desaparición de sus padres, denunció la inacción del Estado. Al término de su testimonio mostró su cuerpo cubierto por los nombres de 500 desaparecidos. Dijo para la ocasión: “Está en manos de ustedes, jueces poder convocar, indagar a todas las personas que cumplieron funciones durante la represión. La nómina del Hospital Militar, durante esos años, por ejemplo (…) Seguimos sin saber nada. ¿Quién se los llevó, quién los torturó? ¿Cómo puede ser que ustedes nos pregunten a nosotros? ¿Por qué 44 años después del secuestro de mis padres yo me encuentro ante la Justicia preguntándome lo mismo que hace años: dónde está mi mamá, dónde está mi papá? Quiero decirles que, ante la Justicia, yo estoy en pelotas”, dijo y quedó, literal, el fogonazo de su piel ante las cámaras, poniendo el cuerpo por todos esos cuerpos que nos robaron, pura piel marcada con letras rojas, negras, verdes, con los stikers de Juicio y Castigo cubriéndole los pezones para evitar la censura de las redes. Acusando. Con la voz y con el cuerpo”. (“Página 12”. 2/8/2020).