Roberto
Baschetti

Rodríguez, María Nicasia

“La Mary de Villa Tranquila”. 34 años. Militante peronista y montonera decidió no entregarse con vida cuando los esbirros del régimen militar cercaron su vivienda de calle 148 entre 27 y 28 de Villa España, Berazategui, provincia de Buenos Aires. Eso ocurrió el 6 de septiembre de 1977 por la mañana. Tenía tres hijos que la acompañaban en ese instante y lógicamente vivían con ella: una niña de 12 años de nombre Marcela, un varoncito de 10 que se llamaba Sergio y una beba de año y medio de vida, Marina. A todos los protegió con colchones en la parte posterior de la casa y enfrentó a la patota que cercó el domicilio, armada como para ir a una guerra. Murió asesinada. Con ella cayó su compañero de militancia que estaba parando en el lugar, llamado Arturo Alejandrino “Silver” Jaimez (ver su registro). Los militares obligaron en los días posteriores a este trágico hecho, a la hija de María Nicasia de 12 años, bajo torturas y amenazas, a “lanchear” las calles de la zona, para que identificara a compañeros y amigos de su madre. En el libro “Los Oesterheld” de Fernanda Nicolini y Alicia Beltrami se habla de ella: “Cinco años antes Mary había empezado a ir a la unidad básica de su barrio, Entre Vías, para limpiar. Muchas veces llegaba antes o se quedaba hasta tarde para escuchar lo que se hablaba en las reuniones. En poco tiempo se convirtió en la principal referente política de la zona. Aguerrida, enérgica, siempre frontal –algunos le decían ‘La India Mary’ por su bravura- superaba en diez años a la mayoría de sus compañeros de militancia. Hasta el pase a la clandestinidad, su casa siempre funcionó como centro de reunión”. El cuerpo de María Nicasia Rodríguez fue identificado en 2007 por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en una tumba NN del Cementerio de La Plata. La actuación de los peritos se dio en el marco del Juicio por la Verdad que se lleva a cabo desde 1998 ante la Cámara Federal de esa jurisdicción. El médico de la policía que revisó el cuerpo antes de la inhumación informó que la causa de muerte había sido por disparos en todas las partes del cuerpo, “compatible con traumatismo craneoencefálico y heridas de arma de fuego que afectaron tórax, hombro derecho, húmero izquierdo, pelvis y fémur izquierdo”. En noviembre de 2019, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de La Plata, condenó a prisión perpetua a Carlos Bazán, segundo jefe del Batallón de City Bell, al ex oficial de Operaciones Eduardo Arturo Laciar y a Daniel Lucero, ex Jefe de la Compañía B, por coautores de los homicidios agravados de esta pareja de militantes montoneros y por el secuestro de la hija mayor de Rodríguez (Marcela Quiroga), una niña de 12 años, que fue ingresada al circuito de centros clandestinos, pasando por El Vesubio, Sheraton y el Regimiento de La Tablada. Ella sufrió abusos sexuales, torturas y fue obligada, como ya dije, a señalar en la calle a compañeros de militancia de su madre. Su hermano de diez años y su hermana de un año y medio de edad, estuvieron desaparecidos durante ocho días. Estas criaturas circularon por dependencias policiales hasta que fueron entregadas a sus familias, tras una incesante búsqueda por parte de su padre.