35 años. “Barba” y “Bigote” eran dos de sus apodos. Trabajó en Correos (Encotel), sucursal Quilmes hasta el 5 de enero de 1975. Y también trabajó como obrero en el frigorífico La Negra de Avellaneda. Militante de Juventud Peronista en el barrio “La Cañada” de Quilmes y Montoneros. En consonancia con otros compañeros luchaba para mejorar lo social en la zona quilmeña, para que todos tuvieran una vida mejor y por cosas cotidianas e importantes como veredas para no embarrarse, canillas para lavarse las manos, agua potable, techos para evitar que lloviera más adentro que afuera, luz eléctrica para verse las caras y usar alguna estufa, etc. Por ejemplo, durante “El Rodrigazo” del ’75, reclutó a los vecinos cuadra por cuadra y todos juntos fueron a reclamar al mayorista supermercadista “Llaneza” que no acaparara y escondiera el azúcar para beneficiarse con la inflación y el desabastecimiento. También pudo con otros compañeros de J.P. hacer funcionar una guardería para cuidar los hijos de las mujeres que trabajaban: la Triple A voló, no una, ¡dos veces! ese lugar. Fue secuestrado-desaparecido el 18 de febrero de 1977 en un criadero de pollos, que había ideado y donde trabajaba (corrido de Quilmes por las fuerzas represivas) en la localidad de La Capilla, Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. Su hijo Claudio acota: “Con mi mamá estábamos al tanto de su militancia, yo una vez lo había visto con un balazo en el brazo, no pudo ir al hospital ni nada; cuando cicatrizó le quedó el agujero, con la bala incrustada; pero no sabíamos qué hacía y que no hacía; él trataba de resguardarnos”. Además, el 20 de abril de 2022, en una ceremonia presidida por el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, se restituyeron en la vereda del Centro Cultural Kirchner (CCK), ex Correo Argentino-Casa Central, baldosas con nombres de los secuestrados y asesinados en ese gremio de Encotel; Rolón entre ellos.