Roberto
Baschetti

Rosales, Osvaldo Sabino

“Lito”. “Pantera Rosa”. Nacido en Junín, Mendoza, el 5 de diciembre de 1949. Estudió en la Escuela Nacional de Comercio de Bowen y luego se instaló en Mendoza donde trabajó en el Banco provincial mendocino. Alumno de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) en 5º año, militante estudiantil e integrante del peronismo montonero en Mendoza. En cierta oportunidad escapó de una encerrona en forma increible, burlando a sus perseguidores. Siguió luchando. Se fue a vivir con un compañero (Ricardo Alberto González. Ver su registro) a un departamento en el Barrio Bancario de Dorrego. En las calles Francisco Alvarez y Zeballos del barrio antes mencionado (sito en Guaymallén, Mendoza), encontró la muerte cuando cercado, decidió no entregarse con vida. Corrió y lo acribillaron por la espalda en la puerta de su casa. Fue el 17 de enero de 1977. Tenía 27 años. Fue enterrado clandestinamente en el cuadro 33 del cementerio de Mendoza. Gracias a la labor inconmesurable del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) se pudieron identificar sus restos y entregarlos a su familia en mayo de 2011, siendo así el primer caso ocurrido en tal sentido en Mendoza. Recibieron sus restos en el distrito de Bowen, en General Alvear. Después de homenajearlo en la plaza San Martín (placa con su nombre colocada por el Concejo Deliberante destacando su compromiso social y militancia política) comenzaron a velarlo en la Cooperativa COSAPC, para enterrarlo luego en el cementerio de su pueblo natal. Mariú Carrera de la organización “Familiares de Detenidos Desparecidos en Mendoza”, apuntó con acierto: “La desaparición forzada ha sido una horrorosa figura que encontraron para hacer sufrir, lisa y llanamente, para con eso impedir la organización de los pueblos; entonces hacer desaparecer es generar una enfermedad que te inmoviliza como familia, como individuo, como sociedad y por suerte estos pasos extraordinarios que se van dando hacia la justicia van permitiendo la transformación y en esta instancia, estos antropólogos son de una ayuda extraordinaria”. Ilustra esta reseña su hermano Fermín sosteniendo y mostrando una foto de Osvaldo Sabino Rosales.