Falleció el miércoles 3 de junio de 2020 a la edad de 82 años. Fue una militante histórica de la Resistencia Peronista. “Había nacido en 1938 en la provincia de Río Negro, más precisamente en el pequeño pueblo de Guardia Mitre y en el año 1951 con apenas 13 años viajó a La Plata para estudiar piano. Hacía muy poco que el gobernador Domingo Mercante había inaugurado el Conservatorio Provincial de Música y enterada su madre, profesora de música, ‘muy peronsita’, recuerda ella, la envió para que perfeccionara los primeros conocimientos que le había impartido allá en el sur. Lo cierto es que el golpe contra Perón la encontró en la ciudad Eva Perón (La Plata) y muy pronto decidió quer había que resistir y hacerlo de un modo activo. Por eso decidió vincularse a los grupos juveniles del peronismo de la región, que a partir del ’57 formaron la J.P., y particularmente, a quienes prefiere llamar, ‘la gente de la resistencia’. La edad no fue un condicionante cuando decidieron incorporarse a la militancia política, y si bien cuando comenzaron a agruparse y mejorar sus niveles de organización adoptaron un criterio generacional, lo hicieron con una única convicción: poner sobre sus hombros la responsabilidad de enfrentar un régimen que había vulnerado la voluntad popular y sometido al pueblo con la violencia propia de la ‘fuerza brutal de la antipatria’. De ese modo, la casa de la familia Rua, en las proximidades de Plaza Italia en 6 entre 43 y 44 se convirtió en un lugar de reuniones de los jóvenes peronistas. ‘Eran compañeros en general mayores pero que pronto aceptaron mi participación’. Entre ellos hay uno que monopolizaba su recuerdo: ‘Con Clemente Saavedra viajaba a Buenos Aires y en un bar cercano a Constitución, otra compañera, me entregaba dos paquetes que luego traíamos a La Plata y los entregábamos para sus fines determinados… ‘para luego aclarar que se trataba de los clásicos ‘caños’ y ‘tortas de gelinita’. Y sonríe tras un comentario en el que no disimula su esfuerzo por morigerar los términos: ‘si habremos jorobado con esos materiales’ y a continuación, se empeña también en aclarar que ‘siempre tratamos de ponerlos para que en todo caso solo se produjeran daños materiales, evitando lesionar a las personas… porque la finalidad era hacer pública y revelar la presencia del peronismo que seguía actuando y resistiendo contra la dictadura. ¡Qué tiempos aquellos! Ninguno teníamos temor, ¡más, nos gustaba! Era nuestra descarga de todo lo que se estaba viviendo’. También ella destaca ‘… A otro gran compañero, Ricardo Flores, un peronista de aquellos, aunque no todos conocían su nombre y lo llamaban Cacho. A los de la CGU –Confederación General Universitaria- y a otros los alojó en su casa. Luego del 9 de junio también escondió compañeros en esa misma casa. Hasta que se la bombardearon… a esa casa no se pudo volver más’ (…) Poblada de libros de historia y obviamente de textos sobre el peronismo, guarda también aquella carta – que exhibe orgullosamente- que el propio Perón le enviara, reconociéndole como un aporte al pensamiento nacional, el periódico ‘El Peronista’, que ella supo editar entre los años 1965/67. ¡Hasta la Victoria compañera!” (Jorge Alessandro. “Peronismo Rebelde y Plan Conintes. El caso de la CGT Regional la Plata, Berisso y Ensenada”. Ediciones Botellas al Mar. Aún inédito).