Roberto
Baschetti

Sadoux, Jorge Mario

Nació en Junín, provincia de Buenos Aires, el 9 de diciembre de 1955. Único hijo. Su primaria y secundaria la completó en esa ciudad obteniendo el título de perito mercantil. Fue abanderado en la Escuela Nacional de Comercio y estudió inglés intensivamente durante 8 años. Alto, flaco, desgarbado, cabello castaño lacio, nariz aguileña. Muy buen lector. Luego se fue a estudiar Ciencias Económicas a La Plata. Como lo explotaron en un trabajo que consiguió y además vio tanta injusticia social a su alrededor, no dudó. Cuenta su mamá: “Yo le compraba zapatos o una campera y cuando volvía a Junín de visita no se los veía y le preguntaba por ejemplo por los zapatos. Y me decía que había pobres que los necesitaban más que él. Una vez me preguntó por una ropita que yo tenía de cuando Jorgito era bebé, unas batitas tejidas por mí y otras cositas. Le dije que las guardaba de recuerdo. Jorge me dijo, ¡No, qué recuerdo…! Dámelas que se las llevo a los pobres que las necesitan en serio…”. Militó en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y luego en Montoneros. Secuestrado-desaparecido el 10 de octubre de 1977. Según un acta labrada y de la cual se tuvo conocimiento más tarde, murió en las calles 521 y 18 de la ciudad de La Plata, por “destrucción de masa encefálica por proyectiles de arma de fuego”. Un verdadero fusilamiento. Y un caso flagrante de terrorismo estatal: asesinato impune, inacción del Poder Judicial, enterramiento del cadáver, inscripción de su fallecimiento en el Registro Provincial de las Personas, reducción de sus restos cinco años después según manda la ley, todo esto, en tanto su familia desesperada, ignorante de todo lo actuado, lo seguía buscando. Al enterarse del fin de su hijo, Lucía Albamonte de Sadoux respiró aliviada, aunque cueste creerlo. Es que era una de esas madres privilegiadas que ahora, podía enterrar a su hijo, llevarle flores y saber que el mismo no fue ni arrojado al mar, ni torturado, ni humillado en cautiverio, ni vejado “ad infinitum”. Otro dato particular: cuando a Jorge Mario su familia lo enterró en el cementerio, justamente, de casualidad, le tocó al lado de una placa que databa de 1961 y que firmada por “Mujeres Peronistas” homenajeaba a Evita, reproduciendo esa clásica foto suya de perfil, frente a un micrófono, con gesto adusto, arengando a las masas, de trajecito sastre y rodete recogido. Evita Perón al lado de Jorge Mario Sadoux…. Me rectifico, no es ninguna casualidad.