Roberto
Baschetti

Santillán, Luis Eduardo

Cable de la agencia “Noticias Argentinas”, fechado en Córdoba, el 29 de septiembre de 1974. “Un joven integrante de la Juventud Peronista, que juntamente con otros dos militantes del mismo sector, había sido secuestrado anteanoche, tras asistir a una reunión política de grupos agrarios, apareció muerto ayer. Poco después, en un comunicado, la denominada Alianza Anticomunista Argentina (AAA) se adjudicó el hecho. La víctima, Luis E. Santillán, de 22 años había concurrido junto a Ernesto Rojas de 21 y Dardo Omar Koch de 19, a una reunión de las Juventudes Agrarias que se realizaba en la localidad de Los Barriales, al norte de la ciudad de Cruz del Eje, y de la cual también participaban núcleos de Montoneros y la J.P. de la tendencia revolucionaria”. Mucho tiempo después a través de un informe de Alexis Oliva en la revista cordobesa “El Avión Negro” correspondiente a septiembre de 2014 y tomado del Diario de los Juicios en Córdoba Nº 41, se supo más sobre este hecho. Miguel Ángel ‘Chicato’ Mozé, titular de la Regional III de la Juventud Peronista, intenta organizar en el departamento Cruz del Eje una liga agraria de cooperativas de pequeños y medianos productores, como parte de un proyecto nacional de Montoneros. Lo secunda un grupo de militantes de J.P. y alumnos del Instituto Provincial de Educación Agrotécnica (IPEA) Nº 3 de la localidad de El Brete, de entre 19 y 22 años de edad. El día anterior los militantes que convocan al acto deciden por seguridad que un grupo se quede en Cruz del Eje y otro vaya a la comuna de Media Naranja a supervisar los preparativos de una primera reunión que iba producirse el 29 de septiembre de 1974 y donde unas 500 personas habían asegurado su presencia. En un viejo Citröen, parten Luis Eduardo Santillán, Dardo Omar Koch y los hermanos Ernesto y Fernando Sergio Rojas, pero nunca llegan a destino. A mitad de camino, de un coche que los seguía, bajan tres tipos con armas largas, los reducen y se los llevan de vuelta para Cruz del Eje. Cuenta Ernesto Rojas: “Al cabo de unos quince minutos, el que va atrás con nosotros da la orden de parar para acomodar la carga. Nos bajan, guardan las armas largas en el baúl y les vendan los ojos a Koch y Santillán. A mí no me pueden colocar la venda y mi hermano Fernando Sergio ya se les había perdido con anterioridad. Reanudamos la marcha y con Santillán empezamos a tocarnos para ponernos de acuerdo, porque sabíamos que nos iban a matar. Mi intención era que en La Falda nos resistiéramos, ya que la ruta pasa por la ciudad y había más posibilidad de que alguien nos ayude. Pasamos Capilla del Monte y San Esteban a gran velocidad. De pronto Santillán salta hacia el que va a su lado y yo hacia adelante, aferrando el volante y tratando que salgamos de la ruta. Los dos que van adelante también agarran el volante y empezamos una lucha donde el auto va de un lado para otro. El auto se detiene y seguimos luchando. Santillán atrás y yo con los de adelante. De pronto se abre la puerta de atrás y el que pelea con Santillán se baja, saca una pistola y le descerraja tres disparos. Me gritan que largue el arma. La suelto y me tiro al asiento de atrás. Veo a Santillán con la cabeza hacia atrás quejándose y sangrando por la boca. Me bajan de los pelos. Uno me dice que corra. No le hago caso. El que manda le dice a uno que me lleve adentro del campo. Nos introducimos como quince metros, me hace tirar al suelo, me apunta a la cabeza y me dice que me despida. De pronto me dice que me quede quieto, pega a vuelta y sale corriendo. Oigo que le preguntan qué pasó. ‘Vamos, vamos que está muerto; dice y se van’. Luego bajan del coche a Santillán ya muerto y lo ametrallan igual”. A Koch luego de un corto trayecto también le ordenan bajar del coche con las manos en alto y le disparan un balazo en la cabeza y lo dan por muerto ya que estaba empapado en sangre de Santillán que estaba antes en el coche arriba suyo. Lo toman por los brazos y los pies y lo arrojan hacia abajo del camino. Esa noche duerme en el cerro, al otro día toma contacto con la policía que lo lleva al hospital de Cosquín. Dardo Koch se recuperó y tiempo después se exilió en Noruega, donde vive hasta el día de hoy y trabaja como enfermero. Ernesto Rojas fue apresado tres días después en una casa operativa de Montoneros en Córdoba y sufrió cárcel hasta que fue liberado en 1984. Actualmente reside en Andalgalá, Catamarca, donde tiene un motel y conduce un programa de una radio comunitaria. Fernando Sergio Rojas escapó a esta masacre, pero fue secuestrado y asesinado el 10 de mayo de 1977 (ver su registro). Luis Eduardo Santillán fue velado en la sede del Partido Justicialista y sepultado en Cruz de Eje; Montoneros se hizo cargo del servicio fúnebre.