“Taita”. El 7 de abril de 2021 se conoció la infausta noticia de su deceso. Nació en Potosí, Bolivia, en el seno de una familia de agricultores. La pobreza reinante lo llevó a buscar nuevos horizontes. Con 24 años de edad se vino para la Argentina y en Salta primero y Jujuy luego, fue parte de trabajos temporarios que no le cambiaban la situación para mejor. Decidido, bajó a Buenos Aires. Como se relata en “Resumen Latinoamericano”, para septiembre de 1966 llegó a la terminal de trenes de Retiro y estando ahí se encontró con un paisano que iba camino a su trabajo y que terminó por alojarlo en el barrio Comunicaciones donde rápidamente consiguió trabajo en el rubro de la construcción. Cuentan que su padre fue un gran ejemplo de lucha para él, aquel había sido un veterano de la Guerra del Chaco con Paraguay y participó activamente en la Revolución Nacionalista Boliviana de 1952 protagonizada por los mineros y el MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario), siendo, además, el que le aconsejó viajar a nuestro país para ahorrar dinero y luego poder estudiar en la Universidad de San Simón, en Cochabamba. Pero su destino sería otro. En el barrio Comunicaciones antes citado (Villa 31 de Retiro) conoció al Padre Carlos Mugica, ese sacerdote tercermundista que eligió vivir entre los pobres. Al principio fue reacio al cura porque siempre tenía presente la destrucción y el genocidio que se había realizado entre los pueblos originarios con el conquistador y la cruz como emblema. Pero al final comenzó a estar presente en las misas dominicales que daba Mugica, porque allí “el curita hablaba de Perón y el Peronismo”. Y frecuentó también a otro de los grandes, de los imprescindibles, Rodolfo Walsh, con quien cambió ideas y sumó esfuerzos militantes, en pos de una vivienda digna y la erradicación de las villas de emergencia. Se integró a la Juventud Peronista primero (referente de la J.P. en 1973, en el barrio Güemes dentro de la villa), para luego acentuar su compromiso y ser militante de Montoneros y referente obligado del Movimiento Villero Peronista (MVP) en la ya citada Villa 31 de Retiro, en la Capital Federal. En vísperas del golpe militar con Walsh y otros compañeros de barrios carenciados del lugar (Güemes, YPF, Comunicaciones), se juramentaron resistir a la dictadura y de hecho fueron protagonistas de sabotajes y atentados cuando ésta se instaló en nuestra patria, por la fuerza de las armas, a partir del 24 de marzo de 1976. “Una de ellas fue el ‘caño’ que pusieron en una tanqueta que se encontraba alojada momentáneamente en el puerto, y que los militares habían importado para usar de prototipo en Fabricaciones Militares para producirla en el país. La explosión fue rotunda, el destrozo total y la operación absolutamente exitosa” (Tomado del libro “Patria Villera” de Damián Konfino). La organización Montoneros veló por su seguridad y lo obligó a mudarse a otro barrio, primero a Colegiales y luego al suburbio de William Morris, en Morón, provincia de Buenos Aires. Oportunamente rememoró: “Fueron años muy difíciles. Tengo 18 compañeros desaparecidos de las villas de Retiro, Colegiales, Lugano y otros asentamientos”. Otra faceta importante de su vida estuvo ligada a los pueblos originarios y sus vastos conocimientos sobre la cultura andina y la lengua quechua. Fue profesor de Runa Simi y conformó uno de los primeros grupos musicales de sikuris en Buenos Aires con el nombre de Kaypachamanta (que se traduce como “De este Tiempo y Espacio”). Participó de la primera asunción presidencial de Evo Morales en su Bolivia natal: ahora reconocida como Estado Plurinacional. Expuso sus conocimientos en India y Australia donde fue invitado. Además, fue presidente honorario de la Academia Mayor de la Lengua Quechua de Cuzco, Perú, asociada a la de Cochabamba. Sus conocimientos de esa lengua, lo llevó a desempeñarse en el Centro Universitario de Idiomas de la Universidad de Buenos Aires (UBA); siempre afirmaba que “el idioma es la base de una cultura”. Enterado de su muerte, el ex comandante montonero Mario Eduardo Firmenich, dio a conocer este audio: “Querido Taita. Te habla tu compañero de toda la vida, el ‘Pepe’ Firmenich. Acabás de irte a la eternidad, donde ahora estás junto a todos los compañeros héroes y mártires de nuestra Historia. Guardo grabado tu último mensaje intercambiado conmigo, relativo a la importancia de la reivindicación histórica y la verdad sobre el Juicio a la Contraofensiva Montonera, actualmente en marcha. Hoy los ‘quebrados’ te reivindican (solamente) como un académico de la lengua quechua; que también lo has sido, claro, pero merecés la reivindicación con tu identidad política, con la identidad que signó tu vida, la mía y la de todos los compañeros. Merecés la reivindicación como Montonero, desde tu militancia, desde los orígenes del Movimiento Villero Peronista hasta tu rol asumiendo voluntariamente de guardián de la historia del 7 de septiembre en William Morris. Como todos los compañeros que pasan a la eternidad, querido Carmelo, no te despido. Te saludo, citando textualmente las últimas palabras que me enviaste: ‘Estamos de acuerdo siempre, juntos hasta el final’”.