Roberto
Baschetti

Sarraille, Oscar Augusto

Entró a trabajar en la década del ’70, en las oficinas de Industrias Químicas Mebomar S.A. de Capital Federal, como empleado administrativo. Al ser su intención afiliar a todos sus compañeros de oficina al gremio químico lo despiden. Pero sus compañeros de la comisión interna –que lo conocían de asados y partidos de fútbol, forjando así una incipiente amistad- hablan con un gerente y consiguen que se levante su despido y que pase a trabajar a la planta edificada en provincia, en barrio El Jagüel, partido de Esteban Echeverría. Oscar, consecuente con sus principios de solidaridad y compañerismo, en su nuevo puesto de trabajo, formará parte de la nueva comisión interna gremial y será delegado ante el Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas. Desde allí enfrentará a la patronal y a la vieja burocracia sindical enquistada en la fábrica. Es que las condiciones de trabajo hasta entonces no habían sido satisfactorias. Puede leerse, en especialespueblo.blogspot.com: “No tenían los elementos de seguridad suficientes como para maniobrar el ácido, ni tampoco los cuidados sanitarios adecuados. Eran comunes las quemaduras, las ‘picaduras’ que se curaban en casa, porque la fábrica no brindaba una buena cobertura médica. La relación con la patronal era cada vez más tensa, en particular cuando se produjo un grave accidente de trabajo que se llevó la vida de un compañero”. Sarraille, con los hermanos Torres (a través de la comisión interna gremial conformada) logrará la copa de leche para contrarrestar los gases tóxicos, la indumentaria de seguridad, el pago de las horas extras y de los accidentes de trabajo, la jornada de seis horas; porque esa fue la gran pelea de la Comisión: la reducción de la jornada de ocho horas a seis horas por trabajo insalubre. Detrás de ellos se encolumnó el personal y lo lograron. Así mismo, Oscar Sarraille, era militante de Juventud Peronista (JP) en el barrio La Morita donde desarrollaba un trabajo político-social organizando a la gente, además de ser muy generoso y solidario con sus habitantes. (Para más datos ver registros de su amigo Edgardo Buenaventura Torres y de los hermanos de éste: Armando Ruperto Torres y Dardo César Torres). A la edad de 28 años, fue secuestrado-desaparecido un 20 de octubre de 1976, en Temperley, zona Sur del conurbano bonaerense. Dejó una hija de nombre Valeria que fue criada por sus abuelos.