Nacido en Capital Federal un 7 de noviembre de 1949. Tenía 27 años y militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Enamorado de la vida, proyectaba un futuro con dignidad y sin injusticias y para lograrlo estaba dispuesto a entregar todo de sí. Por su actividad política fue dejado cesante en el Banco Nación, sucursal Villa Crespo, donde trabajaba. Por “razones de seguridad”, dijeron, debido a los informes de los servicios. En ese banco llegó a ser delegado gremial, militando en la Juventud Trabajadora Peronista (JTP). Vivía en Morón, provincia de Buenos Aires junto a su compañera de sentimientos e ideales, Delia Barrera y Ferrando. Hugo fue secuestrado-desaparecido el 5 de agosto de 1977 en una parada de colectivos en Rosario y Del Barco Centenera (zona de Primera Junta, Capital Federal) en una cita “cantada”, por una patota al mando de Juan Carlos Falcón alias Kung Fu. Al compañero que lo obligaron a ir a esa cita (José Luis Nizzoli. Ver su registro), le enyesaron una pierna, para la ocasión, para que no pudiera dar aviso a Hugo y escapar. A Scutari se lo llevaron y también a Delia, pero ésta logró sobrevivir al infierno (“Compartí el miedo, el frio, el hambre y el dolor con él y con muchos compañeros que igual que nosotros, estaban tan impedidos de vivir como decididos a resistir”). Estuvieron en el campo clandestino de concentración “Club Atlético”. El 20 de septiembre pudieron verse fugazmente por primera y única vez en tanto los llevaban al baño. Le dijo a su mujer: “Hoy me ‘trasladan’. Me dicen que me llevan a un Penal del Sur, así que nuestras familias estarán enteradas de nosotros y vos pronto vas a salir en libertad y podrás ir a visitarme, llevarme cigarrillos y chocolates, sé fuerte y no me abandones”. Nunca más apareció con vida. El 26 de octubre de 2003 en un homenaje público a él, Delia, su compañera de siempre, con la medalla en alto y sus ojos llenos de lágrimas, pero con una fuerza y convicción que conmovió a todos, expresó: “¡Acá estoy, Hugo, fui fuerte y jamás te abandoné, y estarás presente… hoy y siempre!”. La misma Delia que en el juicio a sus torturadores (diciembre 2009) les dijo cara a cara: “Sepan bien que no cumplí con el mandato de silencio que trataron de imponerme, que no pudieron quebrarme y que voy a seguir así hasta el último día de mi existencia”.