Nos cuenta la compañera Ana T. Lorenzo: “Onofre Segovia es uno de los pocos docentes que se desempeñó en todos los niveles del sistema educativo. En su Mendoza natal, fue maestro primario y director de escuela primaria; profesor de castellano y literatura como así también director de colegio secundario; profesor universitario de lingüística y decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Cuyo; cargos todos a los que llegó por riguroso concurso. Pero simultáneamente, fue un militante político y gremial, con lo que ello significa en una sociedad tan marcada por los conservadores del Partido Demócrata, ‘los gansos’. Ya entre 1950 y 1955, siendo muy joven, era asesor del Bloque Peronista del senado mendocino siendo su función escribir informes y discursos para los legisladores. Producido el golpe de 1955, hizo de correo entre su provincia y los grupos de la Resistencia del Gran Buenos Aires. Siempre sostenía que, si bien las mayores acciones se dieron en Rosario, Buenos Aires, Córdoba y La Plata, también las hubo en todo el país. En el caso de Mendoza, no sólo circularon los periódicos que él portaba en sus viajes, sino que también contribuyó a editar uno mendocino en el que escribía, aunque fue de poca tirada y de escasa duración. Se cruzó a Chile para tener una reunión clandestina con John William Cooke, allí exiliado después de su fuga del penal de Río Gallegos. Solía afirmar con gran sentido del humor, que no tuvo dificultades porque su aspecto físico y su vestimenta ‘eran de profesor’ –aunque él era muy morocho- y ello evitaba sospechas de las fuerzas de seguridad. En 1966 participó activamente de la campaña electoral por la Gobernación de la Provincia de Mendoza, apoyando la fórmula Ernesto Corvalán Nanclares-Alberto Martínez Baca, designada por Perón, en contra de la de Alberto Serú García, apuntalada por Augusto Vandor. Tres años después del golpe de 1966, la dictadura de Onganía, con su ministro Mariano Astigueta, intentó una reforma educativa elitista y privatista. La docencia mendocina, hastiada de las conducciones gremiales dispersas e inactivas, inició importantes movilizaciones que confluyeron en los Plenarios Docentes, masivos y democráticos en donde Onofre fue electo reiteradamente presidente de dichos plenarios, no sólo por su combatividad sino también por sus posiciones político-educativas nacionales y populares. De esos encuentros surgió, poco después la creación del SUTE, Sindicato Único de Trabajadores de la Educación, del cual fue electo secretario general. La nueva organización llevó a cabo varias medidas de fuerza y una, en particular, derivó en el movimiento popular conocido como ‘El Mendozazo’. Después del 25 de mayo de 1973, fue designado Decano de su facultad, cargo del que fue excluido por la ‘Misión Ivanisevich’, poco después de la destitución del gobernador Martínez Baca. En abril de 1976, una bomba colocada en su casa destruyó gran parte de su preciada biblioteca y archivo. Se refugió en Buenos Aires, al amparo de algunos compañeros, hasta que pudo obtener un pasaporte de la ONU. Era reclamado por varias universidades extranjeras dado su gran prestigio internacional como lingüista; tuvo primero un contrato en la universidad de San Marcos de Lima, Perú y luego en la UNAM, de México, donde permaneció hasta que pudo volver de su exilio. En 1983 formó parte del Primer Congreso de Cultura y Educación del Justicialismo, organizado por la Comisión del mismo nombre del Partido Justicialista, que comenzaba a reorganizarse. Integró la ‘Comisión de Universidad’, la cual, por su propuesta, incluyó entre sus conclusiones el restablecimiento de la Ley Universitaria Nº 20.654, más conocida como ‘Ley Taiana’ por el ministro que la inspiró, y que había sido sancionada por el Congreso en marzo de 1974. Indignado con la traición menemista y afectado por la complicidad de dirigentes y cuadros políticos, volvió a su Mendoza, donde siguió colaborando con el SUTE, al que legó sus libros y archivos. Falleció en 2009 en medio del respeto y la admiración de todos”.