“Beti”. Militante de Juventud Peronista, compañera sentimental de Alberto Mario Galimberti (ver su registro), secuestrado-desaparecido. Dejemos que cuente Victorio Paulón en su excelente libro “Una larga huelga. Historias de metalúrgicos”, sobre ella, una vez que Galimberti fue secuestrado. “Beti Selva, su compañera, lo esperó durante cuatro años enredada en los relatos del cura Pedro García. El papel que jugó este secretario del obispo Guillermo Bollati fue especialmente perverso. Recibía a los familiares de los desaparecidos, entre ellos a Beti, diciéndoles que sus seres queridos estaban bien, que serían trasladados a cárceles legales o serían liberados para las fiestas. Alberto había sido secuestrado al poco tiempo de casarse y ella estaba muy enamorada, por lo que el duelo la acompañó toda la vida. Cuando se dio cuenta de que era víctima de una inmensa mentira se fue a la provincia de Misiones y de allí emigró a México. Volvió al país en 1987. Cuando Menem anunció los indultos, tras caer en un pozo depresivo, se suicidó”.