Roberto
Baschetti

Sierra, Enrique Román

Nacido el 2 de octubre de 1955 en La Plata. Algunos lo conocían como “Nene”. Por su fortaleza física (había jugado al rugby) sus compañeros de militancia le decían “Shorton”. Militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la Facultad de Derecho de La Plata, hizo pareja con una compañera de la misma agrupación: Lucía Tartaglia. El padre de Enrique, en algún momento, cuando “las papas quemaban”, les ofreció a ambos el dinero necesario para irse a vivir a otro lado, fuera del país: rechazaron de plano la propuesta. Querían seguir enfrentando a la dictadura militar y estaban seguros del triunfo definitivo de la causa nacional y popular que defendían y llevaban adelante. Con dos parejas más de compañeros –ya todos para ese entonces Montoneros- se fueron a vivir juntos. Si caían a buscarlos se había establecido un plan de fuga: primero se iban Domingo Alconada (responsable JUP-Derecho en La Plata) y su compañera María Tapia; luego era el turno de Horacio “Chupete” Benavídez y su compañera Estela Rossi; Enrique y Lucía quedaban resistiendo y luego si había posibilidad se hacían humo. Así fue que el día tan temido llegó. Oscar Gatica en su libro “Lucía. Una historia de militancia y alegría” cuenta lo sucedido: “Cuando allanaron la casa escaparon las parejas en ese orden y ‘Shorton’ y Lucía se quedaron resistiendo. Los milicos disparaban a la puerta del departamento y ‘Shorton’ tiró una granada hacia allí. Eso desconcertó a los atacantes que se replegaron y no se animaron a entrar. Ahí ellos escaparon: primero saltó Lucía y con tanta mala fortuna que le erró a la pared y cayó en el departamento de abajo, quebrándose la pierna con una fractura expuesta. ‘Shorton’ saltó y se quedó con ella; enseguida entraron a ese departamento de abajo, en el cual vivía una pareja joven. La mujer estaba embarazada y ante esta situación le agarró un tremendo pánico, pero igual los escondieron en un placard. A ‘Shorton’ le quedaba el revólver con una sola bala. En el placard, él le tapaba la boca a Lucía que se moría de dolor… Bueno, así las cosas, los milicos allanaron todos los departamentos y cuando entraron al que estaban ellos, la mujer (que como dije) estaba embarazada de varios meses, empezó a llorar y a hacer escándalo de que se sentía descompuesta. Los tipos revisaron todo así nomás y no abrieron el placard. Así se salvaron”. Luego Enrique Sierra llevó a Lucía para su curación a una clínica privada aprovechando su amistad con Julio Marcelo Scafati, cuyo padre, el Dr. Julio Antonio Scafati era para ese entonces profesor titular de la Cátedra de Cirugía de la Universidad Nacional de La Plata. Enrique sigue la resistencia a la dictadura hasta que el 18 de noviembre de 1977 es secuestrado. Fue visto en el CCD “Club Atlético” antes de su asesinato. Su cuerpo sin vida aparece cuatro días más tarde en Ituzaingo, provincia de Buenos Aires, lugar donde estaba viviendo. Hay serias sospechas de que lo entregó un “quebrado” que pasó a colaborar con los militares: Horacio –“Cristoni”- Cid de la Paz que precisamente había sido “chupado” en una cita con Sierra a la que éste pudo escapar al volante de una camioneta F-100. Otra versión asegura que Sierra cayó, porque el pie telefónico al que acudía estaba controlado por los militares desde algunas semanas atrás.