Nació el 29 de enero de 1955. Se crió en el seno de una familia judía de clase media progresista. Abanderado de su colegio en la primaria. Muy buen alumno, exageradamente aplicado. También se lo recuerda como sumamente sensible y capaz. “Ordenado y obsesivo. Puntilloso y detallista” dice Mariana Slemenson una de sus hermanas menores que le había prometido a Claudio, en broma, crear en la escuela, la Unión de Estudiantes Primarios (UEP) para sumarse a la lucha por la liberación nacional. Hincha de Independiente. Tuvo el berretín de coleccionar botellitas. Serio y reservado, por eso no dejaba de hacer jodas con sus amigos adolescentes con los que había armado una banda de rock que se llamaba “Algo”, donde gustaban de la música de los Beatles y Almendra. Vivía en Santa Fe y Canning (hoy Scalabrini Ortíz). Tenía un perro boxer que quería mucho, de nombre “Dog”. Claudio desarrollaba algunas costumbres muy particulares, como, por ejemplo, desayunar con un bife de lomo bien jugoso todas las mañanas. Tenía obsesión por la limpieza: embebía un algodón en alcohol que pasaba por su cuello antes de ponerse la camisa. Casi todo el año se vestía igual: pantalón gris, blazer azul y en invierno bufanda escocesa tipo Burberries. Ingresó al Colegio Nacional Buenos Aires obteniendo 97 puntos sobre 100 en la evaluación escrita pertinente. En una frase: tenía una mente brillante y una inteligencia superlativa. Jefe natural de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), delegado de la Regional I de dicha estructura estudiantil y miembro titular por la Rama Juvenil del Consejo Superior del Movimiento Peronista Auténtico (MPA). Secuestrado y luego desaparecido por personal uniformado en San Miguel deTucumán el 4 de octubre de 1975 y visto luego en el campamento militar de Famaillá hasta su asesinato. Claudio hizo su secundario en el histórico Colegio Nacional Buenos Aires del cual salieron tantos militantes peronistas revolucionarios. En julio de 1972 fue uno de los organizadores en dicho establecimiento educativo de la Agrupación Secundaria “Evita Montonera” y allí se hizo muy amigo del “Roña” Eduardo Beckerman también asesinado. Mucha gente que convivió con él acerca su semblanza. María Susana Rossi, compañera de secundario: “Pero quizá Claudio ya tenía analizada una situación posible: en caso de que el soldado de la fila de adelante cayera, si esa fuera la circunstancia, el de la fila siguiente daría un paso al frente. Cuando mataron a Eduardo (Beckerman), me dio la impresión de que Claudio hizo, entonces, lo que había decidido y evaluado hacer hacía mucho, mucho tiempo antes (…) Solamente alguien que –bien o mal- se ha sopesado a sí mismo y a sus circunstancias, puede dar sin demora, cabalmente, y más allá de todo cálculo, un paso al frente, cuando la situación se le presenta. Y ese fue Claudio”. Alberto Schprejer, ex preso político lo recuerda así: “Para mí fue un amigo entrañable, un hermano y mi jefe político, un militante montonero convencido de la lucha que llevábamos, fue el gran organizador de la UES del 73 al 75, un hombre franco y honesto; inteligente y astuto”. Su hermana Adriana también dice lo suyo: “Claudio me había contado sus penas porque estaba enamorado de “La Petisa” (Rosana Szafirstein) y como ella no le daba bola, él se encerraba a tocar la batería hasta dejarnos sordos; pero todo llega. Un día, después de dar 20 vueltas a la manzana juntos en su Citröen 3 CV amarillo huevo, le preguntó si quería ser su novia. Ella le dijo que sí, y mi hermano sintió alcanzar el cielo con las manos y al toque sacó una rosa que sacó de abajo del asiento para dársela a su flamante compañera que quedó emocionada (…) En el departamento donde vivíamos, también habíamos estudiado, conversado y discutido interminablemente y nos habíamos formado para integrarnos al peronismo revolucionario, un compromiso que iba más allá de lo que nos había tocado en suerte. Queríamos la perfección, creíamos en el Hombre Nuevo y así lo vivíamos, con toda la intensidad y honestidad de los 20 años”. Otro compañero de la agrupación que se presenta como “Polo” recapacita sobre lo siguiente: “Alguna vez pensé que liderar algo como la UES, era como mantener bajo control y amaestradas a una bolsa llena de pulgas, es decir, una masa llena de inquietudes y energías, con tantas ideas y poca orientación. Probablemente la organización militante más difícil de liderar. Claudio Slemenson era capaz de aportar confianza en la seriedad de la Agrupación y sus objetivos, lo que era para nosotros de la base, una coordenada fundamental en aquellos difíciles tiempos”. Otro militante, Jorge Roberto López, recuerda su paso por Mendoza y le dice a otro compañero: “Como en el ’75 creo, vino acá y lo llevamos a tu casa a esa reunión super secreta que hicimos: la del millón de pesos ¿A dónde habrá ido a parar esa guita? Después se fue a Tucumán y en una semana nomás cayó, no apareció más. ¡En una semana…! Nos podría haber mandado totalmente al muere y no lo hizo, pobre ‘Barbeta’. Sobre todo, a vos, porque conocía tu casa”. Sus amigos, compañeros y vecinos colocaron una baldosa con su nombre en la calle, como recuerdo imperecedero de su paso justo y comprometido por este mundo.