Nacido en San Javier, provincia de Santa Fe, un 16 de febrero de 1954 en el seno de una familia de clase media. Con su hermano, un año mayor que él, crecieron juntos, felices y traviesos. Cuando llega a 5º grado, a Alberto lo mandan pupilo al colegio Jobson de Santa Fe capital. Es que el pibe había colmado el vaso, cuando le levantó las largas polleras a una monja para ver si tenía piernas como su mamá…Llegado el secundario Alberto Néstor Solé, ingresa a la Escuela Industrial Superior (EIS) donde se recibe de Técnico Constructor. En la EIS comienza a participar del Centro de Estudiantes y forma parte de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Apasionado por el deporte del rugby será jugador en el club Universitario, aprovechando además su sociabilidad manifiesta y su “facha” para tener éxito entre las chicas, ir a bailar, frecuentar confiterías de moda, etc. Un chico como casi todos, pero también muy idealista. En su etapa formativa cobra gran influencia el pensamiento cristiano tercemundista y la lectura de John William Cooke. Veía la política como una herramienta de transformación y estaba convencido que para lograr una sociedad más justa era necesario enfrentar a muerte al sistema capitalista. Por eso adhiere al peronismo, por ser éste la opción de las grandes mayorías y por lo tanto el movimiento a partir del cual se podría construir la patria soñada: libre, justa y soberana. Luego vienen las pálidas. Va a Ezeiza el 20 de junio de 1973 para recibir a Perón y se va de la Plaza el 1º de mayo de 1974, coreando como otros miles: “¡Qué pasa, qué pasa, qué pasa, General, está lleno de gorilas el gobierno popular!”. Ante la adversidad, profundiza su compromiso y se suma a Montoneros. Pasa a la clandestinidad. A la edad de 23 años fue secuestrado-desaparecido por las fuerzas represivas de la oligarquía y el imperialismo, en octubre de 1977, en la ciudad capital de Santa Fe.