Sanjuanino. Montonero. Militante de Juventud Trabajadora Peronista (JTP) en el Ingenio “La Fronterita” de Tucumán. Conocido como “Mario” ó “El Cabezón”. Secuestrado-desaparecido por el Ejército represor, el 1° de agosto de 1976, a la edad de 27 años, cuando estaba provisoriamente encargado del Sur de la Provincia (la zona cañera). Se había inventado un negocio y traía en su rastrojero una cobertura de tienda ambulante: cobijas, hilos, agujas, etc., para poder entrar a los pueblos y conectarse con los que habían quedado. Visto en el CCD “Escuelita de Famaillá”. Lo mataron en la tortura, no entregó a nadie. Su compañera, sobreviviente, lo recuerda así: “Llegado de los sueños más profundos del Che Guevara, de los Uturuncos, de la propia historia…. Era una persona íntegra, idealista, soñadora. Cuando lo conocí, venía dando todo lo que tenía por la Revolución. Su entrega era total, su honestidad absoluta. El fue uno de mis primeros jefes en Montoneros y yo le admiraba esa entrega y empecé a aprender de él, a dar la vida por ‘la causa’. Hoy sólo tengo a mi hijo que genéticamente copió su risa, y entonces es como recordarlo en esa manera de reír tan particularmente sincera que tenía…”. Sigue diciendo Florencia Vázquez: “¿Quién era realmente el Mario? Alguien comprometido con la organización hasta el final, con una consecuencia altísima a su pensamiento y compromiso. Era alguien con una trayectoria como un jesuita. Venía de una familia a la que él tenía catalogada como ‘facha’, con mala relación con su hermano (al parecer desde siempre). En su idea de fidelidad absoluta, cuando lo conocí a los 23 años, era virgen porque el consideraba que el día que sucediera sería porque en sus convicciones era algo preciado que ofrecería. Y así eran también sus principios: transparentes y claros”.