Suárez, Aparicio

En la época de la Resistencia era un hombre de mediana edad, plácido, sereno, grueso, rubio, discreto, excelente compañero. Su vocación heroica se explicitaba diariamente en acciones memorables que realizaba con la mayor naturalidad y silenciosa modestia. Tenía una clara concepción clasista del peronismo, que le permitía desarrollar su nacionalismo revolucionario hacia el socialismo. Fue el símbolo de una generación utilizada, traicionada, negociada y aplastada por la burocracia partidaria. El “Apa” Suárez fue un pundonoroso militar peronista, seguramente más peronista que milico, tal vez porque era de la estirpe de los viejos milicos fortineros, aquellos del ejército de la Patria Grande. Tuvo el inmenso valor de romper con su casta y pelear sin galones, humildemente, como un soldado popular. Hombre de la Resistencia Peronista se levantó con el general Juan José Valle en junio de 1956. Una vez vencida la sublevación nacional no fue fusilado, sencillamente, porque no lo encontraron. Acompañó a John William Cooke a Chile y operó en 1957 y 1958 una radio clandestina que se escuchaba muy bien en gran parte de nuestro territorio: LUX 45 Radio Justicialista. Era uno de los medios para mantener viva la llama de la resistencia. Murió preso en una cárcel del Conintes, víctima de un cáncer que lo había dejado ciego. Cooke le dedicó su libro “Apuntes para la Militancia” en un gesto póstumo de reconocimiento y cariño por el compañero trágicamente fallecido: “Entre el homenaje que su coraje merece y éste que le ofrezco hay una desproporción que no desconozco, pero no hago más que cumplir con un acto mínimo de justicia rescatando para el respeto y agradecimiento del pueblo, el nombre de uno de los muchos que han muerto, casi anónimamente, luchando por la Causa (…) Además creo que su recuerdo se encontrará a gusto: estas páginas están escritas en medio de la lucha, inspiradas en aquella misma pasión combatiente”. Además, el Boletín N° 17 de 1963; “Trinchera de la Juventud Peronista” al fallecer resalta sus valores: “Su condición de oficial del Ejército no lo hizo tomar una postura cómoda ni proclamar con palabras huecas las virtudes sanmartinianas; él las practicó, haciendo honor a su uniforme. Sintió el horror de la Tierra mancillada y en lugar de convertirse en carcelero de sus hermanos, empuñó las armas, saliendo al paso de los traidores a la Patria. Mientras sus ex camaradas persiguen, fusilan, torturan, entregan al Pueblo, este soldado argentino se mantuvo al lado de ese mismo pueblo, sirviéndolo con capacidad y energía”.