Nació en Mendoza en 1932. Se recibió de bachiller con 15 años. Fue actor de cine (premiado como mejor actor de reparto por la película “El romance del Aniceto y la Francisca” dirigida por Leonardo Favio. También participo en el film “La hora de los hornos” de Fernando Solanas) y sobresalió como un afamado locutor de radio. Es conocido por haber sido el locutor del acto partidario del 20 de junio de 1973 en Ezeiza, realizado con motivo del retorno al país de Juan Domingo Perón, Falleció producto de un paro cardíaco el 17 de mayo de 1992 y sus restos fueron inhumados en el Panteón de Actores de la Chacarita. Caso singular el suyo pasando de un antiperonismo emparentado al odio a ser un hombre consustanciado con el universo peronista. Cuenta en la revista de “Clarín” de fecha 24-6-71 que “en 1955 anduve pateando el busto de Evita por las calles de Mendoza. Estuve equivocado. Pero culpo del error a mi educación, no a mí mismo. Pienso que el Partido Peronista es una ´melange´ extraña que desvirtúa la acción de Perón. No creo en los partidos, sino en los movimientos y dentro de los movimientos en los sectores obreros y estudiantiles (…) No milito, pero apoyo a los que militan”, nos dice. Y ese apoyo que menciona se hizo verdadero y fundamental, mucho antes, si sabemos que fue él trabajando en Radio Nacional, quien le facilito subrepticiamente a Rodolfo Walsh, la hora exacta de la implantación del Estado de Sitio en 1956, que permitió establecer que aquellos masacrados en los basurales de José León Suárez en la madrugada del 9 de junio y su previa detención, sobre todo, fue antes de que entrara en vigencia el decreto punitivo. Era lisa y llanamente un asesinato ocultado. Walsh como sabemos escribió y denunció los hechos en el libro “Operación Masacre”. (Sobre este hecho puntual protagonizado por Edgardo Suárez, remitirse a la página 270 del excelente libro escrito por Marcelo Figueras y titulado “El negro corazón del crimen”).