Chaqueño. Conocido como “Cachito” y “Cachito Sur”, fue hombre del Peronismo de Base (PB) y las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) Regional Buenos Aires, donde llegó a ser conducción nacional a principios de 1973, brindando su apoyo a la candidatura presidencia de Cámpora. Delegado obrero en la “Peugeot”. Con anterioridad, combatiente de la Resistencia Peronista en la toma de fábricas a mediados de la década del ’60. Falleció en 1998 a la edad de 56 años. Para esa fecha, en el número 154 de la revista “Línea” hay un hermoso texto en homenaje al compañero, que aquí se transcribe íntegro: “Ángel Taborda nació en el Chaco hace cincuenta y seis años, de padre militante y de piel oscura. La sangre se le volvió peronista muy de pibe y la fe se le volvió inquebrantable. Por eso se me hace cuento que se haya muerto ahora. Debe ser una maniobra mentirosa de los servicios que tanto lo persiguieron, que tanto lo torturaron, que tanto lo encarcelaron. ¿A Cachito lo van a quebrar? ¿A Cachito Luche y Vuelve? ¿A Cachito Resistencia? ¿A Cachito Sur? ¿A Cachito que le puso el pecho a la entrega de las banderas peronistas? ¿A Cachito de todas las películas de Pino? No viejo, Cachito no se quiebra. Cachito venía cuando uno estaba con el ánimo por el suelo y te decía: ‘Ya vas a ver que las cosas van a cambiar. No aflojés’. Cachito no es de esos tipos que suelen tener a la muerte por costumbre. Más vale es de esos tipos que te obligan con su propia vida. Uno de esos tipos que eligieron querer a la gente haciendo peronismo. ¡Qué saben los médicos y las tomografías computadas! Los patriotas no se mueren, porque algo de ellos se queda para siempre para seguir empujando a los que se caen. Y Cachito era un patriota, de esos que no recogen los libros de la historia oficial, pero que hicieron que la Argentina fuera un lugar digno de tradiciones militantes. La mejor Argentina y el mejor Peronismo. Y Cachito se lleva todo eso en su mochila. Y se va caminando, en esta retirada estratégica, con su paso cortito por una calle de humo que le preparó Pino, y desde el cielo –los que llegaron antes- le tiran papelitos como a los campeones. Y Cachito es recibido en el paraíso de la Justicia Social. Y, desde allá, Cachito el esperanzador, nos va a ir marcando el rumbo a los que nos quedamos acá, apretando lágrimas en las gargantas y un grito de corazón por su enorme corazón que nunca dejará de latir en nuestra memoria”. Para la ocasión, el viernes 17 de julio de 1998 a las 19 horas, en la iglesia de Balvanera, sita en Bartolomé Mitre y Azcuénaga en Capital Federal, Monseñor Osvaldo Musto y el Padre Luis Fainello oficiaron una misa por su alma.