Junto a Rubén René Federico y Simón Schumovich fueron secuestrados y asesinados por la Triple A, después de firmar una solicitada junto a la Confederación General del Trabajo (CGT) en contra de las políticas económicas neoliberales y entreguistas, impulsadas por el entorno de López Rega. Ocurrió el 11 de abril de 1975 y sus cuerpos aparecieron semicarbonizados adentro de un automóvil estacionado en el barrio de Parque Centenario. Los tres eran parte de la conducción nacional del Encuadramiento de la Juventud Peronista, más conocida en el ámbito de las J.P. como “Los Demetrios”, en clara referencia al nombre de Tarazzi. Inclusive cuando los querían hacer engranar, les decían que su apodo era por el film de Peter Lorre titulado “La Máscara de Demetrios”, una película de intrigas y conspiraciones donde nada era lo que parecía ser. Otros compañeros, más incisivos y socarrones, les decían “los comeporotos”, porque ésta era la legumbre que predominaba en su dieta alimenticia, cuando se reunían en una isla del Tigre para hacer instrucción política y militar. También por la zona, se reunían a discutir y planificar, en la parte de atrás de la parrilla “Lo de Aroldo”, ubicada frente a la Prefectura Marítima del Tigre. Para disimular su acción ante la dictadura de Lanusse, siempre caían al lugar en parejas, ya que en la parte de atrás del establecimiento, había también cuartos que eran alquilados como si fueran parte de un hotel alojamiento. Ellos –Los Demetrios- siempre se consideraron parte de la Tendencia Revolucionaria del Peronismo (TRP). Comenzaron siendo 30 ó 40 y llegaron a reunir 3.000 voluntades en 1973. Su campo de acción eran los sectores y capas intermedias de la población ilustrada, donde precisamente el peronismo no era muy popular que digamos. Como tantos otros grupos jóvenes y combativos de la Juventud Peronista, armaban actos relámpagos, entrenaban grupos de choque y autodefensa, seleccionaban objetivos y fabricaban bombas molotov. Con respecto a Tarazzi puede decirse que en el ámbito universitario era conocido como “Deme” y se caracterizaba por ser un hombre combativo e inflexible. Roberto Manrique cuadro de esa organización en los ’70, urgía por medidas de acción inmediatas, dice que una respuesta de Tarazzi le cambió su parecer. Le dijo: “Mirá es bueno tener el balde de la revolución en la cabeza como vos. Pero hacéle los suficientes agujeros para ver por donde caminás, ya que a veces hay que medir los tiempos, para las acciones que deseamos ver si fueron útiles o no, de acuerdo a las circunstancias en que las hicimos”.