Roberto
Baschetti

Terán, María Luisa Beatriz

“Mary Terán de Weiss”. “La Piba” para la cofradía tenística. Nació en Rosario, provincia de Santa Fe, un 29 de enero de 1918. Ya con solamente 12 años de vida se muestra como una eximia deportista que aprende rápidamente los rudimentos de la natación en el Rowing Club donde su padre era el encargado del buffet. A los 15, a puras brazadas cruza el río Paraná de costa a costa. También frecuenta otro solar deportivo, Remeros Alberdi (donde es timonel del equipo de remeros), pero se destacará para siempre en otra disciplina deportiva: el tenis, alcanzando para entonces el título de campeona juvenil. Más adelante, contraerá enlace con otro tenista de gran f uturo, Heraldo Weiss (campeón argentino y capitán del equipo de tenis de la Copa Davis), quien lamentablemente fallecerá en 1952. La llegada del peronismo al poder en 1946 abrirá un futuro promisorio y sin techo para el deporte en nuestro país. Y Terán será una embajadora de la Argentina Justicialista que despunta. Desde un principio se sentirá una peronista más (Ver foto que ilustra esta reseña donde se la ve con el escudo peronista en el pecho). Será designada encargada del Ateneo Deportivo “Eva Perón” y Asesora de la Dirección de Campos Deportivos Metropolitanos en la ciudad de Buenos Aires. Desde allí, intentó hacer del tenis un deporte popular y no sólo para una ínfima minoría clasista, colaborando entonces en la formación de diferentes escuelitas para chicos humildes; la ropa apropiada y las raquetas eran provistas por la Fundación Eva Perón. Entre 1947 y 1955 sin descuidar estas labores extradeportivas, ganó más de cien prestigiosos certámenes internacionales –entre ellos el Plate de Wimbledon- y para 1952 llega a ocupar el décimo lugar dentro de la constelación mundial y fue número uno de los rankings argentinos en los años: 1941, 1944, 1946, 1947, 1948 y 1952. Así mismo, durante los Primeros Juegos Deportivos Panamericanos disputados en Buenos Aires en 1951, ganó dos medallas de oro y una de bronce siendo figura destacada en dicho torneo. Caída en desgracia durante el gobierno de la autodenominada “Revolución Libertadora” sus bienes son incautados. La Asociación Argentina de Tenis (con la firma del antiperonista Enrique Morea) le solicita a la Federación Internacional de Tenis que le prohibiera participar del circuito internacional tenístico, pero dicho pedido es rechazado por la entidad madre; y ella para entonces se exilia en España y en 1957 al adoptar la nacionalidad española se convierte en la número uno de ese país en tenis. Vuelve a la Argentina durante el gobierno de Frondizi e intenta participar años más tarde (1963) del Campeonato Interclubes de Damas de Primera División organizado por la Asociación Argentina de Tenis, cuya primera edición data de 1922. “Mary Terán de Weiss” representará en dicho torneo a River Plate (Don Antonio Vespucio Liberti mítico presidente riverplatense la apoya), pero una conspiración llevada adelante por la tenista “gorila” Mabel Bove, capitana del Club Asociaciones Racionales, logra a través de sus capitanas, que otros equipos (Arquitectura, Buenos Aires Lawn Tenis Club, Comercio, Estudiantil Porteño, Teléfonos y Náutico San Isidro) no se presenten a jugar si la rival a enfrentar –vencerla era casi imposible- es Mary ya que se le enrostra su pasado peronista (es que había tenido el tupé nada menos, de haber organizado un torneo de tenis con el nombre de Eva Perón). Mary para no perjudicar al club que creyó en ella decidió abandonar el tenis y se dedicó al golf. Dirá en alguna oportunidad: “Yo llegué a la vida argentina 20 años antes. Si a Evita no le perdonaban ser mujer, conmigo no iba a ser menos, Yo además de peronista era una mujer que había logrado destacarme mundialmente en un deporte que, acá, era exclusividad de una élite masculina y esas cosas en este país no se perdonan”. Es así como es nuevamente perseguida, despreciada y vilipendiada por sus pares. Con el tiempo, su físico y su psiquis comienzan a deteriorarse. Su inestabilidad emocional la lleva a ingerir barbitúricos. Recibe atención neurológica por las depresiones que la afectan y le dan el alta el 5 de diciembre de 1984. Sin embargo, tres días más tarde, el 8 de diciembre de 1984, en Mar del Plata, a la edad de 66 años, toma la trágica determinación de arrojarse al vacío desde un séptimo piso, quitándose la vida. Al decir de su sobrino Alfredo Terán: “estaba cansada de sufrir tantas injusticias”. La única persona de perfil público que se deja ver en su velatorio es Enrique Morea, quizás como una manera válida de reparar su ceguera política de antaño. Lo increíble de toda esta historia es que María Luisa Beatriz Terán podría haber sido nada menos que la primera Dama de la República, como lo asevera Enrique Pavón Pereyra en su libro “Vida íntima de Perón” y lo repite Roberto Andersen en otro libro en que reconstruye la vida de la tenista. Para entonces ambos protagonistas (Juan Domingo y Mary) estaban viudos. “El hecho singular se registra frente a una vitrina profusamente iluminada conteniendo alhajas. Tras un corto silencio, el primer magistrado propone a su invitada tomar la pieza de su mayor agrado, a lo que ella responde: ‘Señor, valoro su gesto, pero no acostumbro a usar joyas’. Perón pone énfasis al expresar: ‘Muchacha –así la llamaba- quiero significar que mi deseo es el de que todas las piezas le pertenezcan, siendo mi esposa… estoy pidiendo su mano’. Desconcertada, Mary subraya: ‘Me siento muy honrada, pero estimo no ser la indicada. Estoy compitiendo en el exterior en momentos muy próximos a ser ranqueada entre las 10 primeras tenistas del mundo y ello sería concretar un sueño. No puedo interrumpir la carrera que estoy sosteniendo, para decidir formar un hogar. Usted ha perdió a una esposa, poseedora de fibra política, cualidad de la que no estoy dotada. Usted es digno de tener una compañera de esa línea. Yo vuelco mi pasión por la actividad deportiva’. Perón denotando palidez en su rostro, procura recomponerse ante el rechazo y opta por decir: ‘Estimo que usted se expresa así porque está respondiendo a un hombre que no se puede equiparar con su juventud’. Días después, Mary comenta el episodio en el seno de una familia amiga y señala: ‘A mi desaparecido esposo no lo reemplazará nadie. Guardaré su apellido y el amor que siempre experimenté por él, jamás se apagará (…) Además me asusta la idea de imitar a Evita. Desde donde esté, yo seguiré sirviendo a sus ideas”. Fueron pasando los años y el gorilaje siguió haciendo de las suyas con Mary Terán de Weiss y su memoria. A 23 años de su desaparición, por Ley 2.502 del 8 de noviembre del 2007, con mayoría absoluta y basándose en un proyecto de la diputada Ana Suppa, se resuelve nominar con su patronímico el estadio del Parque Roca donde se juegan actualmente las instancias eliminatorias de la Copa Davis de tenis en Argentina. Sin embargo el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la figura de Mauricio Macri y la Asociación Argentina de Tenis nunca se dieron por aludidos u obligados y el estadio sigue siendo Parque Roca (¡Roca! Nada menos) y así figura en las entradas que se venden para ver las justas deportivas. Y tampoco se lleva a cabo ni se otorga el “Premio Dignidad Mary Terán de Weiss” creado en el año 2006, a instancias del Director de Deportes de entonces el señor Víctor Lupo, en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. La burda excusa que ponen para no cumplir con la ley, es que hay que poner un nombre que una a los argentinos y no que los divida.