Platense, nacida el 31 de diciembre de 1952. “Machocha” para su familia. Trabajaba en la Casa Matriz de La Plata del Banco Provincia. Con un padre severo –de nombre Hipólito Marco Aurelio- que era muy conservador y antiperonista. María Rosa Ana Tolosa y Juan Enrique Reggiardo se conocieron en la Facultad de Arquitectura de La Plata. Sus compañeros recuerdan que ellos se pusieron de novios en serio, cuando tuvieron que fingir un noviazgo en un operativo de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en la cancha de Estudiantes, aquel 16 de abril de 1976, en que el local jugaba con Huracán ante 18 mil personas y un grupo de muchachos en pleno partido, en la popular, desplegó una bandera de repudio a la dictadura militar y de adhesión a Montoneros. “Machocha” Tolosa era una piba flaquita (por eso algunos también le decían “Olivia” como la novia de Popeye) que sus compañeros de militancia gustaban comparar nada menos que con Evita: noble, estricta, apasionada, firme en sus pensamientos, directa en sus conclusiones, conductora, militante las 24 horas del día. Fue secuestrada-desaparecida el 9 febrero de 1977 embarazada de mellizos, junto a su marido Juan Enrique (en otro operativo) y la mamá de éste, Antonia Oldani de Reggiardo (un día antes). Los bebés varones una vez nacidos dos meses más tarde, fueron apropiados por el subcomisario Samuel Miara el mismo que violaba prisioneras en los campos de concentración de la dictadura y organizaba secuestros extorsivos. Miara los crió junto a su mujer Beatriz Castillo. Además, asesinó o mandó a asesinar a la obstetra Ilda Degadillo de San Emetrio (quien atendió el parto de los mellizos y puso en sobreaviso a los Tolosa del hecho) y a su marido el médico de la cárcel de Olmos Carlos San Emetrio. En un aniversario de su desaparición, la familia de María Rosa, recordó a ésta parafraseando al héroe nacional y poeta de Cuba, José Martí: “El amor a la Patria no es el amor ridículo a la tierra ni la hierba que pisan nuestras plantas: es el odio invencible a quien la oprime. Es el rencor eterno a quien la ataca”.