“Había nacido el 22 de enero de 1943. Su padre era de nacionalidad italiana, fallecido tempranamente determinó que Silvio viviera con su madre hasta entrada la adultez. Siendo hijo único, su madre María Francisca Gómez de Toniolli lo buscó incansablemente toda su vida. Silvio se crió en Zárate, y cursó la Escuela Secundaria en el Colegio Industrial de Zárate en el ámbito de la educación pública. Recibiéndose con un siete y medio de promedio como nota final de su cursada, era el recorte de una generación que en nuestro país se formó al calor de la educación técnica pública para desarrollar la escala productiva de la región y del país en general. Fenómeno que se vería cercenado con el golpe de 1976 por la desindustrialización y destitución de la educación pública nacional. Entre las materias que cursó Silvio en Quinto Año estaban Química Orgánica, Química Analítica, Química Industrial y Técnico de Especialidad. Según referencias, había trabajado en Petrosur, y al momento de haber sido secuestrado trabajaba de Técnico Supervisor en Papelera Hurlingham de Campana. En este sentido, y habiéndose recibido de la escuela secundaria, a la vez que trabajaba, estudiaba en el Anexo de la UTN vespertina en la sede de la Escuela 7 en Zárate (Calle General Paz y Av. Anta), llegando a cursar hasta tercer año la carrera de Ingeniería. Allí estableció contacto con otros técnicos que se desempeñaban en la zona, como Luis Lorenzo Garello y Oscar Vallejos. Con ellos iniciaron una corriente política denominada ‘Ingenieros para la Liberación’ en el marco de la movilización producida en el país con el retorno del general Perón y el Dr. Cámpora en el gobierno en 1973. Silvio también estudiaba idioma francés y había ejercido por un breve lapso el magisterio. Supo mantener relación sentimental con una vecina de Zárate que en entrevistas producidas no decidió aportar más datos. Silvio solía viajar a Rosario con su pareja y también realizaba actividades relacionadas a la agricultura como un pasatiempo social y personal. Se sabe que en Rosario fue a ver a Daniel Viglietti, cantautor que admiraba. Apodado ‘El Negro’ o ‘El Chino’ fue una persona muy recordada en el acontecer juvenil sindical de la localidad, antes de haber sido desaparecido. A partir de su participación en la UTN, junto con Garello comenzó a gestar desde el Centro de Estudiantes de dicho establecimiento un nucleamiento que se tradujera al ámbito sindical, creando un Sindicato de Supervisores en las fábricas químicas de la región. Esto le valió grandes tensiones y conflictos con las patronales y las cúpulas sindicales de dicho gremio. Recibiendo amenazas e intimidaciones. Por esa época tanto él como Garello ya formaban parte de los sectores sindicales vinculados a la Tendencia Revolucionaria o el Peronismo heterodoxo de izquierda, que intentaba ganar espacio en el ámbito sindical y social de la región. En este sentido, Silvio fue acusado falsamente de haber colocado una bomba en la fábrica y comenzó a ser seguido por los grupos represivos, comenzado el golpe cívico-militar de 1976. La madrugada del 25 de agosto de ese año, hacia las tres de la mañana, un grupo de cinco personas aduciendo ser de la Policía Federal se presentaron a su domicilio en Zárate, en la calle Máximo Paz al 552; irrumpiendo en el domicilio y saqueando todas las pertenencias. Según testimonio de su madre, no dejaron que Silvio se vistiera nisiquiera para llevárselo. A partir de allí, luego de diversas denuncias ante el Área 400, comisarías y juzgados, Francisca tomó la decisión de sumarse a la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, viajando todas las semanas a la capital para participar de las rondas y las exigencias que todas las madres realizaban ante el gobierno militar de la dictadura. También formó parte de las madres de desaparecidos que comenzaron a reunirse en las parroquias de aquí de la comunidad en Zárate, habiendo realizado las primeras rondas a la plaza Mitre en Zárate. Francisca realizó también la denuncia de lo sucedido ante la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de la Argentina. El caso de Silvio tuvo el Número de Legajo 04165, en dicha entidad; el cual luego sirvió para producir investigaciones posteriores en los juicios que condenaron a los genocidas. Francisca también, supo narrar que entraron a su casa dos veces. La primera vez le robaron la máquina de escribir y muchas cosas más. En la segunda vez ya a ella no le importó si le robaban o no. Les dijo con toda entereza de madre, «lleven… total ustedes me llevaron lo mejor de mí…». Según testimonios, Francisca adoraba a su hijo. La mujer anciana cosía arreglos y hechura de ropa para afuera. Siendo muy ayudada por los vecinos del barrio”. (Tomado de desaparecidosdecampanazarate. blogspot; “No habrá pena ni olvido”). Tanto Toniolli como Garello formaban parte de la organización peronista Montoneros.