“La Petisa”, “Ana”, “Teresita” ó “Tere”. Nacida el 14 de julio de 1950 en Tigre, provincia de Buenos Aires. Primaria en la Escuela N° 14 de Merlo Norte y secundaria en el Colegio Sagrado Corazón, perteneciente a la orden de María Auxiliadora, de Merlo. Se recibió de Maestra Normal Nacional en 1968. Su padre era sodero y su madre hacía labores de costurera; ambos con inmensos sacrificios y ayudados por un plan que dejó Evita y el Peronismo acceden a su propia vivienda en 1955 poco antes del golpe, en San Antonio de Padua, provincia de Buenos Aires. Como catequista, María Teresa, participó del grupo de la Iglesia de la Medalla Milagrosa de Merlo, provincia de Buenos Aires. En 1972 con su marido (ver más adelante) y con otros compañeros, forman la Unidad Básica “Evita”, ubicada en Merlo Norte al fondo, donde todas las calles eran de tierra. Los vecinos valoraban a esos jóvenes que se arremangaban y ayudaban a colocar un poste para el alumbrado, entubar zanjas, y armar veredas para que sus habitantes, evitando lodazales pudieran llegar a la estación, al trabajo, a la escuela, al hospital. Mercedes, su hermana, recuerda: “Ellos organizaron ese barrio, levantaron talleres de costura, hicieron una campaña muy importante contra la diarrea estival, se involucraban con la gente, conocían sus necesidades y actuaban sobre esas necesidades”. Organizaron al barrio para el “Luche y Vuelve”. Sigue contando su hermana: “Cuando ella empieza a estudiar Trabajo Social empieza a caer en mi casa cada personaje… una monja arrepentida, una chica de Santiago del Estero con un nene. Al principio a mí me molestaba, se metían en mi casa, no entendía la parte social de mi hermana, mi casa era chica, se llovían los techos, pero ella necesitaba cobijar a esa gente a costa de su propio bienestar…”. En 1974, nació su primera hija, Verónica. Trotta, fue militante de Juventud Peronista y Montoneros en la zona Oeste del GBA. Secuestrada-desaparecida el 28 de febrero de 1977, también en Merlo, provincia de Buenos Aires. Fue vista en dos campos de concentración antes de asesinato. Parió una beba en cautiverio en el Hospital Militar de Campo de Mayo, que fue robada por sus captores. La hija fue recuperada por Abuelas de Plaza de Mayo, en julio de 2008. Había sido otro caso de adopción a través del Movimiento Familiar Cristiano que –aparentemente- durante la última dictadura militar, entregaba niños en adopción sin investigar el paradero de sus familias. El papá, Roberto Castelli (ver su registro) también está desaparecido. En los juicios que se llevan a cabo en el primer trimestre de 2010, Verónica Castelli se expresa así: “Esperamos muchos años para que la Justicia nos escuche. Más que esperamos, peleamos. Si bien se, que la prueba concreta la van a dar los ex detenidos del ‘Vesubio’ que han trabajado todos estos años sobre la memoria, para mí es importante transmitirle al Tribunal las consecuencias sobre mi vida y las de mis compañeros que tuvieron los actos que estas personas (secuestradores, verdugos) cometieron. Ellos no son culpables solamente de lo que hicieron con mis padres, sino también de la vida que me dejaron, de lo que le pasó a mi hermana. Son las consecuencias personales, más allá de las consecuencias económicas, políticas y culturales que tuvo para la sociedad toda. Lo que me hicieron a mí, no me lo hicieron sólo y únicamente en un día”, cuenta.