Roberto
Baschetti

Ubertalli, Jorge Luis

“Pampa”. Nació en Buenos Aires en 1947. Se crió en Valentín Alsina, provincia de Buenos Aires, zona limítrofe con Capital Federal. Si se me permite la licencia comparativa era una mezcla de la seriedad de Alfredo Zitarrosa, el decir de José Larralde y la sabiduría del Martín Fierro. Campechano el hombre…por donde se lo mire. Fue un noble y querido amigo que falleció el jueves 14 de marzo de 2022. Su vida estuvo dedicada por completo a la militancia política revolucionaria tal como lo relató en su libro “Descabalgando el tiempo. Me / moría de vida” editado en 2014 con prólogo de Norma Moreno Silva embajadora de Nicaragua en Argentina por entonces. El texto hace un recorrido por la vida de este compañero periodista y militante desde su infancia, hasta la participación en distintos procesos revolucionarios en América latina. De aquella infancia que ya dejaba de serlo recuerda una anécdota que orientó su vida. Cuenta: “Una vez hubo una discusión en la mesa con mi familia por un paro de trabajadores textiles, y donde mi tío empezó a quejarse porque los obreros no querían trabajar. Yo le pregunté: ¿Si en las fábricas los que laburan son los obreros, para qué hay patrones? Me echó de la cena gritándome que yo era comunista; y ahí a los 15 años me hice militante anarquista”. Ubertalli trabajó y militó en la Aduana de Buenos Aires y luego se fue a Bariloche, siendo en aquellos pagos sureños militante del Peronismo de Base (PB) y luego de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) en donde trató de organizar a los trabajadores del ferrocarril. Corrido por la dictadura de turno se volvió a Buenos Aires. El desmembramiento del PB lo llevó a recalar en Montoneros. Vivió y militó en La Matanza, provincia de Buenos Aires. Entronizada la dictadura cívico-militar en Argentina un largo periplo por América, entre idas y vueltas, lo terminó depositando primero en Costa Rica y luego en Nicaragua, -en donde se relacionó con militantes montoneros del lugar-, siendo instructor militar de las milicias populares sandinistas y colaborador con Radio Noticias del Continente, una emisora radial montonera que se propalaba por toda América; para concluir luego en El Salvador donde fue responsable tanto de un boletín interno, como de la formación ideológica política de los compañeros salvadoreños revolucionarios a través de su colaboración con el Frente Popular Farabundo Martí. En Nicaragua, se las ingenió para elaborar un programa que incluía desde supervivencia en la selva, conocimiento de raíces y plantas comestibles y fabricación de armamento blanco y lanzable casero, hasta materialismo dialéctico y economía marxista. “Mientras elaborara el programa fuimos a reconocer el terreno donde levantaríamos la escuela, situada en la carretera sur, y nos adentramos monte adentro para cortar cañas bambú altas y gruesas a fin de instalar los mástiles para hacer ondear las banderas emblemas de la escuela: la rojinegra sandinista, la nicaraguense, la argentina y la bandera roja del internacionalismo proletario. La escuela se denominaría, según propuse, ‘Ricardo Morales Avilés-Eva Perón’ y sería costeada con aportes estatales y de nosotros mismos”. Otra vez hubo fuego enemigo constante, los yanquis y los contras no daban respiro. Loco lindo, “El Pampa” Ubertalli me cuenta: “En plena noche nos internamos en una ciénaga, los morterazos llovían a nuestro alrededor y el ruido era espantoso, algunos, temerosos, comenzaron a gritar, yo me interné más aun en la ciénaga con el agua casi hasta el cuello y ante cada obús que caía yo gritaba ¡Vivan los Montoneros! ¡Viva Perón carajo!, ¡Viva la Revolución!, y así”. ¡¡ Ah…!! Y un dato que casi olvido de su paso por Centroamérica. Allá estuvo noviando, estuvo en pareja, con Gioconda Belli, la escritora y poetisa más linda y codiciada por el género opuesto, dentro y fuera de la revolución sandinista. De vuelta en la Argentina y con el regreso de la democracia resultó ser un habitué de la Biblioteca Nacional a la cual recurría para buscar información que luego volcaba en investigaciones periodísticas de su autoría. Hicimos amistad. Una vez me contó algo que me llegó directo al corazón y habla de su sensibilidad y bondad. Andaba con la guita justa como la gran mayoría de nuestra gente, pero había detectado que su hija tocaba muy bien el violín en una orquesta barrial. Así fue que ahorró, le compró el instrumento y le pagó clases particulares para que ella progresara en sus conocimientos musicales. Otras de sus habilidades era la de ser poeta y payador. Su largo poema “Declamaciones” forma parte de mi libro de recopilación “Campana de Palo” editado en el año 2000. Por último, cabe acotar, que la foto que ilustra esta reseña corresponde a septiembre de 2021 cuando en Plaza de Mayo se conmemoró un nuevo aniversario del “Día del Montonero” por las muertes de Fernando Abal Medina y Gustavo Ramus el 7-9-70. “El Pampa” deleitó al público presente con canciones de su repertorio que recordaron aquella épica.