Roberto
Baschetti

Unía, Hugo Víctor

“Huguito”. “Petiso”. 30 años. El más mimado de su Vieja (que era peronista); en tanto su padre fue anarquista. Tuvo 6 hermanos y tres hijos (Elena, Tania y Hugo Emiliano). Persona afectiva y solidaria solía con otros compañeros conseguir ropa y comida y repartirla en la villa de emergencia. Tres características de su personalidad pasaban por que hacía gala de un humor sarcástico, era un bromista consumado y se mostraba ávido por la lectura. Además, hábil y envidiado bailarín de rock las chicas morían por él. Cuenta su hermano Carlos: “Para Año Nuevo y Navidad festejábamos con todos los compañeros y los pibes del barrio; primero limpiábamos la calle 19 de punta a punta, que eran como 5 ó 6 cuadras, pintábamos los cordones y los árboles con pintura blanca, después poníamos grandes mesas y organizábamos los bailes que duraban hasta la mañana”. Dejó toda la joda y la farra por la militancia política y social a partir de los 17 años más o menos. Militaba en Montoneros. Fue amigo de Gustavo Rearte, el “Negro” Burgos y Mario Franco, referentes obligados del peronismo revolucionario. Hugo era loco por los autos y la velocidad. Sigue contando su hermano: “Otra vez cuando era chofer del embajador de Cuba y en un atentado que le hacen las Triple A, Hugo maniobra en medio de los tiros, y a toda velocidad logran salvarse, eso da una idea de lo valiente y buen chofer que era”. Secuestrado-desaparecido el 3 de agosto de 1978 en el barrio de Villa Concepción, partido de San Andrés, provincia de Buenos Aires. Su padre que se opuso a que se llevaran a Hugo secuestrado, sufrió una terrible paliza que lo depositó en un hospital y por las graves heridas recibidas fallece 6 meses más tarde. Delia Maisel que fue compañera de militancia de Unía rememora: “En la casa de un compañero tenían un sillón grande mecedor y a él, le gustaba sentarse y hamacarse fuerte y cuando llegaba la hora de la reunión había que insistirle para que abandone el sillón. Una tarde ocurrió algo que me quedó grabado para siempre: Hugo corrió el sillón a sentarse y hamacarse como siempre y en ese momento mientras se reía dijo: ‘Cuando sea abuelo…’ y puso voz de viejo ‘me sentaré en un sillón igual que éste y les contaré a mis nietos que de joven fui montonero’. Todos los compañeros nos echamos a reír sin saber en ese momento que muchas veces lloraríamos al recordar ese instante”.