Roberto
Baschetti

Urdániz, Estela

“Paula”. Periodista. Mujer. Educadora popular. Militante peronista. Petisa, no llegaba al metro setenta. “Sonrisa amplia de labios delgados, pómulos marcados. Pensativa, laboriosa, ordenada, rigurosa. Alegre, inquebrantable, imponente”. Así la describen sus compañeros. Así lo evidencian las poquísimas fotos que se conservan de ella, sacadas casi a escondidas, porque no aceptaba posar ante la cámara. Nacida en el sur del conurbano bonaerense donde hizo primario y secundario y estudió periodismo, luego se mudó a Misiones, donde se incorporó –mediados de los ’60- a la labor del Movimiento Rural Cristiano como maestra rural y comunicadora; luego al Movimiento Agrario de Misiones (MAM), donde además de conducir un programa de radio recibió el mandato de fundar un diario. El medio se llamó “Amanecer Agrario”, tiraba 8.000 ejemplares y salió por primera vez en junio de 1972. Y a la vez de sacar a luz las reivindicaciones del sector, puso en primer plano un actor social no demasiado reconocido: la mujer campesina, a través de una columna titulada “La mujer rural misionera tiene la palabra”. En un ámbito rural como el agrario donde las mujeres cumplen muchísimas tareas, pero no son reconocidas totalmente, Urdániz construía un espacio de lucha y de reivindicación que acompañaba las reivindicaciones generales de su sector social. El diario, hecho en forma casi artesanal tenía una fuerte influencia de opinión, a la vez que Estela profundizaba sus relaciones con grupos de base y otras organizaciones que se iban radicalizando, hasta que luego de una discusión interna en el MAM se aparta de éste y se incorpora al trabajo de la Liga Agraria Misionera (LAM) de una línea más combativa, ligada de algún modo a Montoneros. Aquí se va a convertir en directora de otro diario, “El Sapucay de Liberación” que editó un solo número en diciembre de 1974. Al enrarecerse el ambiente político por la aparición de la Triple A y luego por el golpe militar, salió de la provincia y se cree que delatada, fue secuestrada en Córdoba y nunca más apareció con vida. También se sabe que tuvo una militancia anterior en el Peronismo de Base (PB), donde llegó a relacionarse con compañeros que habían participado en la experiencia guerrillera de Taco Ralo en Tucumán en 1968. Pablo Fernández Long, recuerda al respecto: “Ella era la que tenía un contacto más estrecho a nivel de organización, pero era muy hermética. Iba a Buenos Aires, volvía y traía documentos de discusión, traía muchas cosas de los Descamisados, que después convergen en Montoneros. Pero era gente más “basista” que era lo que nosotros hacíamos acá; menos “foquista”, menos “guevarista”. Nuestra fuente fue más el Peronismo de Base en aquellos primeros tiempos. Ella era una clara defensora del basismo y nosotros seguíamos mucho la línea que nos bajaba Estela, que era realmente la compañera de más nivel, la reconocíamos como la de más nivel político. El basismo nos vino mucho de Estela, eso de no acelerar, de respetar los tiempos de la gente, de que las decisiones que surjan, surjan realmente pensadas, maduradas… Se confiaba mucho en ella”.