Roberto
Baschetti

Urueña, Felipe Arturo

“Gordo”. 48 años. Casado. Dirigente gremial peronista. Trabajaba en el Ferrocarril General Belgrano. El 28 de enero de 1977 fue secuestrado a las 9.30 hs. de la mañana, por un grupo civil armado en la ciudad capital de Tucumán, en la intersección de las calles 25 de Mayo y Córdoba (en la vereda del Correo Central) y llevado por la fuerza hasta un carro de asalto policial estacionado frente a la confitería “Ciervo de Oro” sita en San Martín 453 de esa ciudad provincial. Mucha gente fue testigo del hecho. Sus restos fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en una fosa común en el viejo Arsenal Miguel de Azcuénaga, dependencia militar sita en Tucumán, en septiembre de 2012. Sobre la historia de este hombre hay mucho por decir. Y así lo expresa su compañera del Peronismo Auténtico, Cristina Barrionuevo, cuando se recuperaron sus restos: “Felipe Arturo Urueña, dirigente ferroviario, combativo, luchador, que ingresa a las filas del Peronismo en la Resistencia. Esa Resistencia que significó la unión de todos los sectores comprometidos con las banderas de Justicia Social, Libertad Económica y Soberanía Política, unificados y llevando adelante acciones que producían el desgaste a la comandancia golpista de la ‘Fusiladora’ del 55, mientras mantenían vivo el contacto entre el pueblo y su líder en el exilio. Esas acciones que demandaban de la inteligencia de todos los sectores para evitar el encarcelamiento dispuesto a través de ignominiosas resoluciones como el Plan Conintes, que impedían la sola mención del nombre de Perón o Evita o la entonación de las estrofas de la Marcha Peronista. En ese contexto se fue fogueando como digno representante de su sector, el Compañero Felipe Arturo Urueña, con el orgullo de representar a esa clase trabajadora que había conquistado derechos tales como: salario digno, aguinaldo, vacaciones, horas extras, representación gremial, colonias de vacaciones, entre tantas otras conquistas que con el arribo de los ‘Libertadores’ podrían conculcarse. Este Compañero representaba además, a un sector al que la militancia formó en una dedicación completa y allí se encontraron muchos, en la conformación de la ‘Agrupación Unidad y Recuperación’ que funcionaba en la casa de mi padre Juan Barrionuevo, y se unieron a ese proyecto: René ‘Cigarrón’ Quinteros, Dante Fernández, Miguel Ambrosio, Paéz, Castro, Díaz, Palavecino, Pico, Veiga, los hermanos Berta, Lorenzo Pepe entre tantos militantes dispuestos a fortalecer el peronismo aun en la proscripción absoluta. No se llamaba militante, no podía llamarse militante, aquel que no lo dispusiera todo en beneficio de la causa. Este Compañero Urueña, debe recordarse, participó de la famosa huelga de los 42 días durante el gobierno de Arturo Frondizi, gobierno que pretendía retacear las conquistas logradas por los obreros ferroviarios, y en esa huelga en la que se fabricaron “caños” caseros y “miguelitos” para frenar a la policía en las redadas, estuvo presente el ‘Negro’ Urueña y es en una de esas corridas en que logra saltar las verjas del Colegio ‘Guillermina Leston de Guzmán’ evitando a la policía, es ahí, donde las monjas le plantearon como posibilidad, la intervención del Cardenal Caggiano, como mediador en el conflicto. Propuesta que trae a consideración de la Asamblea el Compañero Felipe. Y que es aceptada como posible solución ante la extendida medida de fuerza. Solidario como todos los dirigentes formados en el peronismo combativo. Representante orgulloso de una clase trabajadora que esgrimía la palabra como bandera de lucha. Fue abordado en plena calle por fuerzas de seguridad el 28 de enero de 1977, y en la seguridad que no tenía absolutamente nada que ocultar, sigue a sus captores para dar cuenta con la frente alta de sus acciones limpias, desconociendo la vileza y perversión de esa dictadura genocida. Largos años de búsqueda y dolor sumieron a sus familiares. Hoy recuperamos los restos del Compañero, un combativo dirigente ferroviario”.