Un periodista de raza como Gabriel Fernández que además fue compañero de redacción y militancia nos habla de este hombre de sólidos principios y pocas pulgas. “Un cierre de época. Lo veníamos esquivando, haciéndonos los otarios. Las anécdotas con Remingtons y Olivettis, que derivaban en esas Mac Intosh que con celeridad llegaron a ser estas PC planas promedio, nos hicieron el tránsito más llevadero. Pero como todo lo que pretende frenar el tiempo, engañoso. Hay caminos que son inhóspitos y placenteros a la vez. En este caso vale consignar: el recorrido es importante. Cuando el viento frío pega duro la espalda se resiente y la del compañero quedó doblegada. La última vez que lo vi, por Avenida Paseo Colón, se percibía claramente. Tal vez lo ofendí, porque en nuestro código de tantos años, correspondía una buena cargada, y no la hice. Luis fue un puente asombroso: re inventó un lugar que parecía terminado. Si en ‘La Voz’ había tomado el gusto al periodismo, en ‘Gremiales’, se situó en el lugar que no abandonaría jamás. Cuando nadie pensaba en la televisión, porque todos (no me jodan, todos) suponíamos que era un lugar para animadores y presentadores de noticias, el generó ‘Frente a Frente’. Llevó el periodismo político sindical, nada menos, a la pantalla chica. Durante largos períodos su programa resultó el único lugar en el cual el movimiento obrero podía decir lo que pensaba sin hostigamientos ni zancadillas. Luis tenía un carácter virulento, salvo con los amigos cercanos. Con varios de ellos hemos visto para nuestro azoramiento, piñas originadas en una disputa por el teléfono en la redacción –el omnipresente celular de hoy solo estaba en las cabezas de Tesla y Ray Bradbury-, un cross histórico al embajador de El Salvador que lo sentó sin diplomacia en su gran vehículo, insultos con los mozos y hasta cruces salvajes con los productores en pleno estudio. Fue descendiente de una familia histórica de la Resistencia Peronista, con extensión hacia el presente a través de figuras inteligentes, enérgicas y dignas como su hija Laura Vasquez y su sobrina Fernanda Larrea. Luis no quebró jamás su visión peronista revolucionaria del mundo. Con una persistencia inusual, atravesó el menemismo sin ofrecer un flanco y, al mismo tiempo, sin volcarse hacia una radicalidad de izquierda a la cual sentía ajena. Afloran los recuerdos compartidos con Vivian Elem, Guillermo Adolfo Fernández, José Pommares, Vicente Zito Lema, Carlos Aznarez, y tantos otros periodistas que tuvieron el gusto y el disgusto de amar y renegar a Luis; a quien se apodaba ‘El Hermanito’, porque él iniciaba sus diálogos así: ‘-Que hacés hermanito, como andás…’. El problema es que éramos amigos y se murió. Yo lo quería. Sé que era recíproco”. Luis Vasquez, enorme periodista que transitó por el peronismo revolucionario y varias redacciones, falleció el 17 de febrero de 2020 luego de una larga enfermedad que lo tenía postrado. Desde la redacción de “Resumen Latinoamericano” lamentaron su deceso y recordaron: “Incursionó en la prensa escrita y también en televisión, y siempre se destacó por golpear en la tecla de los conflictos que emergían entre los de abajo y el poder, situándose con alma y vida junto al bullicio y la pelea que planteaban los laburantes. Peronista empecinado en tiempos del gorilaje y crítico visceral cuando le tocaba gobernar a los que en algún momento reivindicaban a los descamisados y se marearon con las luces de neón o los sillones comodísimos del Parlamento, irónico y mordaz, pero también gruñón como pocos, Luis solía usar toda esa batería para disimular una timidez que jamás se sabrá su procedencia”. Sus referentes sindicales –a quienes admiraba- fueron Raimundo Ongaro y Agustín Tosco y más acá en el tiempo, Saúl “Querido” Ubaldini y el “Tano” De Gennaro, cuando desde la tribuna en Plaza de Mayo convocaban a no ceder ante las políticas de hambre impuestas por la oligarquía.