“El Negro”. Su padre era asturiano. Nacido el 5 de septiembre de 1944 en Santa Fe. Era el típico muchacho vago del barrio que iba en barra a los bailes, que compartía diversiones con sus amigos. Pero la vida lo pone a prueba. Queda ciego de un día para otro debido a un accidente con ácido. Pese a ese grave impedimento físico, Vega se había recibido de Técnico en Fundición y le gustaba mucho la mecánica y electrónica. Cuando escuchaba el rugido ó el ronroneo de un motor, de inmediato le decía a su padre, “este auto tiene esto o lo otro”, levantaba el capot y metía mano con éxito hasta solucionar la falla. También, terminó el bachillerato nocturno en el Colegio Nacional. Sus planes eran seguir estudiando Abogacía y dedicarse a impulsar y perfeccionar la legislación a favor de los no videntes. Para ganarse la vida, Emilio era, de profesión sodero y por convicción peronista montonero. Integrante del Frente de Lisiados Peronistas (FLP). Secuestrado a la edad de 33 años en Rosario, calle Santiago 3815, el 17 de septiembre de 1977. Fue la única batalla que ganó el general Leopoldo Fortunato Galtieri, comandante del Segundo Cuerpo de Ejército. Lo secuestraron junto a su esposa, María Esther “Cuki” Ravelo de 23 años –también ciega, a la que conoció en la Escuela de Ciegos del lugar- junto al hijo de ambos, Iván Alejandro Vega de 3 añitos y el perro lazarillo. Los dos mayores murieron en la tortura. Los asesinos se apoderaron de su casa y por intermedio de un feroz represor, el Comandante de Gendarmería Carlos Augusto Feced, Jefe de la policía rosarina, se la cedieron al Arma que custodia nuestras fronteras y pasó a ser la residencia del “Centro de Suboficiales Retirados de la Gendarmería Nacional”. Recién para 1995 la misma fue devuelta al hijo del matrimonio Vega-Ravelo y cedida por éste a organismos de Derechos Humanos para hacer una Casa de la Memoria. Norberto Olivares, patrocinante por organismos de Derechos Humanos en la causa por la restitución del inmueble a sus verdaderos dueños fue claro: “La casa de la calle Santiago fue el único bien restituido con la pelea. Nunca se pudieron recuperar pertenencias de los desaparecidos. Por otra parte, es un caso que define muy claramente el carácter de las Fuerzas Armadas, que nada tienen que ver con el ideal sanmartiniano de defensa de la soberanía y de construcción de ejércitos populares en caso de agresiones imperiales. Según una teoría instalada en la sociedad, el terrorismo de Estado fue una reacción ante un supuesto terrorismo de izquierda. Nosotros decimos que hubo un solo demonio, que comenzó a reconvertir el país de la mano de Martínez de Hoz y que hoy está rematando todo con Menem. Y que del otro lado había una experiencia militante que no peleaba por quedarse con el Banco de Santa Fe o para meterse en la corrupción, sino que apuntaba a un cambio social”. Para concluir, una información más: cuando secuestraron al matrimonio Vega-Ravelo, mataron de dos balazos al repartidor de la sodería, Juan Carlos “Juanca” Amador, militante de Juventud Peronista y Montoneros. (Ver su registro).