Sobre ella dice Sergio Pollastri: “Fue mi suegra en aquella época. Radical y antiperonista se fue acercando a nosotros a causa de nuestra militancia en el peronismo montonero. Así se convirtió en una especie de amiga-madre-confidente de una buena cantidad de ‘cumpas’ que encontraron en su casa un refugio material y un reconforte espiritual cuando el miedo amenazaba los movimientos o el duelo por un ‘cumpa’ asesinado exigía un hombro para llorar. En la época brava sirvió de correo interno, distribuyó volantes en los buzones, fabricaba embutes en las ropas de los ‘cumpas’, cuidaba los bebés de los compañeros en operaciones o rajados (Florencia Morillo entre ellos). Su casa de Tolosa, calle 16 entre 527 y 528 sirvió de depósito, casa operativa… por allí pasaron Tatú Basile, Tito Morillo, Susana Quinteros y tantos otros, cuyos nombres nunca supe. Antes de que la casa se ‘quemara’ por completo debido a los movimientos de jóvenes, sirvió también de lugar de reposo para ‘cumpas’ estresados y agotados por la militancia. Solían pasar uno o dos días disfrutando de su charla, su ternura, sus pastafrolas y su humor siempre bien dispuesto a pesar de los riesgos. Debió abandonar la casa presionada por nosotros porque estaba sumamente ‘junada’ y en cualquier momento podían ‘levantarla’. Didí fue el prototipo de esas viejas que terminaron uniéndose a la causa de sus hijos y que militaron tanto o más que otros sin encuadramiento formal, pero se contaba con ellas siempre, como si fueran militantes. Murió en 1987. Está en un lugar privilegiado de mi corazón”.