Nació el 1° de septiembre de 1925. Falleció el 21 de agosto de 1995 en la ciudad de Buenos Aires. Se ordenó sacerdote en la Arquidiócesis de Buenos Aires. Formó parte del “Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia de la Capital Federal”. En 1968 comenzó su actividad en la Villa del Bajo Flores, asentamiento de la zona Sur de la ciudad de Buenos Aires, instalando allí una casilla precaria dentro del barrio, en donde además de sus tareas sacerdotales desarrolló acciones de promoción social, como una guardería que comenzó sus actividades en 1971. Fue integrante del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) afirmando que el trabajo de los curas villeros debía realizarse en tres niveles: lo religioso, lo asistencial y lo “revolucionario”, ya que afirmaba que “los sacerdotes eran conscientes de que el problema de las villas tenía causas estructurales y no podría ser definitivamente resuelto hasta que no se produjera un cambio social”. Y ese cambio podía venir por el lado del Peronismo combativo y revolucionario. Vernazza conjuntamente con el Padre Carlos Mugica, fueron los dos sacerdotes pasajeros del avión de Alitalia que depositó a Perón en Argentina luego de 17 años de injusto exilio, el 17 de noviembre de 1972. Sobre la misma temática, en la revista “Cristianismo y Revolución” de abril de 1970, Vernazza afirmará, que el rol del MSTM, del que forma parte, pasa por: “1. Salir hacia un mundo exterior a lo eclesiástico y encontrarse con el hombre común y sus problemas. 2. Percibir en ese mundo una clara división de los hombres entre explotadores y explotados y optar por estar a favor de éstos últimos. 3. Estar dispuestos a los riesgos consecuentes a la opción en favor de los pobres y oprimidos”. Vernazza enfrentó los atropellos de la última dictadura cívico-militar que nos sojuzgó, cuando se blandían cual espadas de Damocles sobre las cabezas villeras, un “Plan de Erradicación de Villas” que escondía por detrás negocios inmobiliarios y ocultar “a los negros” de las miradas turísticas. Armó cooperativas de viviendas (“Comunidad de Apoyo Madre del Pueblo”) con la idea de que era necesario “una casa en la tierra y otra en el cielo”. Con otros curitas y con laicos católicos (ingenieros, arquitectos, contadores, trabajadores sociales) ya a fines del ’78 comenzó a construir los barrios Nuestra Señora de Luján en San Justo; Madre del Pueblo en Merlo; San José Obrero en San Justo; San Cayetano 1 y 2 en Rafael Castillo. Vernazza publicó una recopilación de escritos del Padre Mugica con el título de “Padre Mugica. Una vida para el pueblo” y posteriormente editó también una reseña del accionar de los curas villeros bajo el título de: “Para comprender. Una vida con los pobres. Los curas villeros”. Sus propios pensamientos, fueron editados una vez que falleció. “Para mí lo más importante es el contacto con los pobres. El trabajo en la villa me dio esta gran oportunidad. Me ayuda a mantenerme en un espíritu de pobreza, de simplicidad de vida; me pone frente a la situación más clara de tener que estar al servicio de otro y no de mí mismo. El contacto con quienes además de ser pobres se reconocen como tales, favoreció y enriqueció mi sacerdocio”.