Comenzó su militancia en las filas del Partido Comunista de Rosario, ciudad donde nació. Adhirió al peronismo, desde las cercanías al Movimiento Obrero Comunista. De hecho, el golpe del 16 de septiembre de 1955, lo encontró en Buenos Aires, acompañando a Rodolfo Puiggrós a retirar el ejemplar correspondiente a esa fecha de “Clase Obrera”, publicación de la agrupación. Tras deambular en reuniones de distinto tipo, volvió a su ciudad, Rosario. Buscó acercar posiciones de los restos del peronismo en derrota. De esa manera nació el Frente Emancipador, que publicó un par de manifiestos reivindicando la identidad partidaria del peronismo. Consideraba que el centro de la acción se estaba desarrollando en la Capital y el Gran Buenos Aires, por lo que se trasladó a Buenos Aires. Allí encontró a distintos grupos conspirativos. Entre ellos se destacaba el organizado por Enrique Oliva, quien promovió la creación de una red denominada “Comandos Coronel Perón volviendo a las Bases”, cuyo propósito era el de multiplicarse a lo largo del país. Contaba con la colaboración del Ingeniero José Luis López Colombres, de origen tucumano; un empresario de nombre Alfredo Stagnaro y una mujer considerada incansable, María Elena “Porota” Márquez. A ellos se sumó Juan Vigo, junto a Ramón Prieto. Desde ese Comité se promovió la creación de un comando de “espionaje y contraespionaje”, dependiente de Vigo. Se trataba de un equipo muy reducido, integrada por hombres de extrema confianza, que mantenían aún puestos claves en los distintos servicios de información del Ejército, la Policía, el Poder Ejecutivo, etc. Cuatro eran sus integrantes y actuaban en dos grupos, sin estar relacionados entre sí. Uno trabajaba en el Servicio de Informaciones del Ejército, otro había ocupado un alto cargo en el Servicio de Informaciones del Estado que pasó a llamarse Coordinación Federal, el tercero era funcionario de la Policía y el cuarto era hombre de confianza del coronel Desiderio Fernández Suárez, jefe de la Policía Bonaerense. Vigo recibía a diario información fundamental sobre pedidos de capturas, redadas, allanamientos, pistas que seguía la policía, órdenes, infiltrados en la resistencia y de los grupos complotados en el Ejército. La red tejida, según estimaciones del propio Vigo, alcanzaba a cerca de 200 grupos en la zona metropolitana. La actividad en los barrios, las fábricas, los sindicatos y sobre todo en los hogares superó la intención de conducción del proceso de Oliva y su grupo. Proliferaron siglas, grupos, iniciativas que se amparaban en la convocatoria general de la “resistencia civil” enmarcada en la idea enunciada por el líder exiliado “el peronismo es una revolución social”. De ese modo los Comandos Coronel Perón, si bien construyeron un tejido interesante no dejaron de ser una parte de la densa red militante que se iba forjando. Además, no duró mucho la actividad de esta organización, ya que su principal referente, Oliva, cayó preso. A fines de mayo de 1956, cuando estaba en proceso de redacción un Manifiesto fijando posición en relación al inminente levantamiento de Valle, Vigo fue detenido. Permaneció preso casi un año, quedando libre tras la amnistía otorgada en miras a las elecciones de convencionales constituyentes de julio de 1957. Vigo colaboró en la revista orientada por Eduardo Astesano, titulada “Columnas del Nacionalismo Marxista”, que se desenvolvió en tres entregas durante 1957. En 1973 publicó las memorias que había escrito mientras estuvo detenido en la cárcel de Devoto en 1956. Llevó por título “¡La vida por Perón! Crónicas de la Resistencia”, editado por Peña Lillo. Estaba dedicado a Evita, a Perón y a los héroes y mártires de la Resistencia. (Para la presente ficha de este compañero se ha tomado lo que se escribió sobre él y la coyuntura que lo tuvo como protagonista aparecido en el “Diccionario del Peronismo 1955-1969”; Darío Pulfer y otros. Universidad Nacional de San Martín-CEDINPE.