Roberto
Baschetti

Williner, Zulema Ángela Ramona

“Tita”. Zulema Ángela Ramona Williner de Godano. Nacida en Humberto Primo, provincia de Santa Fe, un 29 de marzo de 1950. Para 1968 formaba parte de un grupo parroquial de la iglesia Santa Teresita donde ejercía como parroco el Padre Zanello. Era de contextura pequeña y delgada. Tanto la fragilidad como la fuerza –vaya paradoja- fueron dos rasgos que la distinguían. Su mirada brillante de ojos claros e inmensos, parecía penetrar la realidad. Estudiante de Historia en la Universidad Católica Argentina (UCA). Como alumna se la recuerda inteligente, estudiosa, exigente, líder de sus compañeros. Participó activamente en el movimiento estudiantil que culminó con la huelga de hambre que los estudiantes dela Facultad de Historia de la Universidad Católica realizaron en 1970. Ese mismo año se casa con Alcides Godano. En 1972, durante un conflicto municipal muy fuerte, el grupo de militantes montoneros que integraban Tita y su marido, intentan una acción reivindicativa en la quinta que por entonces poseía el intendente de Santa Fe, un personaje de cuño liberal y oligarca, el Dr. Puccio. En esa acción resulta muerto un compañero de ellos, el estudiante boliviano Oscar Aguirre Haus (ver su registro). Pocos días después son detenidos Tita, su esposo y otros compañeros más. Así es que fue presa durante la dictadura de Lanusse. Torturada no aportó un solo dato a sus verdugos. En mayo de 1973 es liberada. Ella y los demás presos políticos fueron recibidos en un acto público en la sede del Partido Justicialista, por el vicegobernador Cuello (burócrata sindical) como héroes nacionales. De allí se fueron al Club República del Oeste, donde se realizó un asado popular con alrededor de ¡6.000! personas. Luego de a poco comienza a cambiar la mano. Además de montonera, militante de Juventud Universitaria Peronista (JUP) en Santa Fe y activista del Partido (Peronista) Auténtico en la misma localidad. Secuestrada, maniatada, amordazada, baleada y asesinada el 23 de septiembre de 1975 en proximidades de la autopista que une Santa Fe con Rosario por paramilitares y la Triple A. Tenía 25 años. Para más detalles ver registros de Orlando Finsterwald y María Julia Scocco. Su hermano recuerda su último adiós. “Viajé a Rosario con mamá. A las 8 de la mañana entré a la morgue a reconocerla. Era ella. Sacarla de ahí fue una pesadilla por las amenazas y vejámenes de los milicos. Me la dieron a las 7 de la tarde. Cuando salimos con la morguera de la cochería, había tres cuadras de compañeros con pañuelos blancos cantando el Himno Nacional. Así fue despedida como se merecía una comandante, con el grito de su pueblo y así se fue, amando a su familia y luchando por sus ideales”. Y sigue diciendo: “Como estudiante de historia de raíz cristiana de los ’70, entendía que la superación de los problemas de nuestro pueblo solo podría lograrse mediante la liberación nacional y social. Toda acción que no tuviera estos objetivos aparecía como inútil”. En consonancia con esta idea, fue también una ávida lectora de Frantz Fanon, Juan Domingo Perón, Ernesto Guevara y John William Cooke.