Tucumano. Trabajador de la caña de azúcar. “El Queso” Manuel Andrés Yapura, aún menor de edad, estaba afiliado a la Federación Obrera de los Trabajadores de la Industria del Azúcar (FOTIA) y era militante de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) en el Ingenio San Pablo, donde trabajaba en el “surco”, el trabajo más pesado, que es la pelada de la caña. Como había terminado la primaria sabía leer y escribir y por eso era delegado por sus compañeros para que escribiera y dejara sentado por escrito los reclamos a la patronal y los informes al sindicato. En 1974 estuvo al frente de una huelga que duró 45 días. Los reclamos que sostenían la huelga era varios: obtener mejoras salariales, que se pusiera en marcha la reparación y renovación de las instalaciones y maquinarias ya que en los últimos años habían muerto trabajadores y otros habían sufrido graves lesiones manipulando maquinarias deterioradas. Otro problema era el gran recorte a la mano de obra; el ingenio había incorporada máquinas que reemplazaban la fuerza de trabajo de 300 obreros –lo que originó que Montoneros quemara algunas de ellas en solidaridad con los obreros- y como trasfondo a todo esto, el nunca resuelto conflicto del trabajador del surco: tener solamente asegurado seis meses de trabajo al año. A partir de allí, como era de esperarse, fue perseguido. Lo fueron a buscar a su casa y lo sacaron por la madrugada, hombres encapuchados y armados. Picanas, golpes y culatazos le hacen perder el conocimiento más de una vez, pero no la fuerza de sus ideas: no canta a nadie, de su boca no sale ni un solo contacto, ni un solo compañero. Así por 5 días. Al final lo tiran en un descampado semi-inconsciente con otros secuestrados y los ametrallan a todos y luego los cubren a las apuradas con piedras, dándolos por muertos. Pero “El Queso” sobrevive. Deja cicatrizar su herida y curado vuelve al Ingenio y se pone nuevamente al frente de las reivindicaciones de sus compañeros. Lo detuvieron nuevamente en febrero del ’75. En primera instancia fue conducido al destacamento militar que había sido emplazado en una finca que pertenecía al Ingenio San Pablo. De ahí fue trasladado al CCD “La Escuelita” de Famaillá. Nuevamente torturas e interrogatorios. Quedaron de acuerdo entre los privados de libertad que el que salía, el que sobreviviera, denunciaba todo lo sucedido y los nombres de los que quedaban adentro. Posteriormente fue trasladado a la Jefatura de Policía provincial y luego al Penal de Villa Urquiza. Se le inició una causa penal en la que fue acusado de asociación ilícita, tenencia de armas de guerra y de material subversivo y de la que luego fue sobreseído en octubre de 1976, pero para entonces ya estaba preso en Rawson (Chubut). En 1979 fue trasladado por última vez a la unidad penitenciaria de La Plata donde permaneció detenido hasta recuperar su libertad. Testimonió, más aquí en el tiempo, en el juicio de la Megacausa de Tucumán, haciendo honor a la palabra empeñada con sus compañeros de cautiverio.