Nació en la ciudad de Rosario un 4 de abril de 1938. Secundario en la Escuela Superior de Comercio Libertador General San Martín. Se recibe de abogado en 1943 en la Universidad Nacional del Litoral y se especializa en el rubro de abogado laborista. Resistente peronista a las dictaduras cívico-militares surgidas a partir de 1955, será defensor de presos políticos, entre ellos los pertenecientes a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), caídos en Taco Ralo, Tucumán, en 1968. Estuvo detenido en la jefatura de la Policía Federal en Buenos Aires en tanto ejercía la defensa de Amanda Peralta, integrante de las FAP. Fue defensor de Roberto Quieto, montonero, cuando éste fue apresado en 1974 en la Delegación Rosario de la Policía Federal. Esta defensa de militantes le valió sufrir numerosos atentados en la casa de sus padres, en su domicilio particular y en su estudio jurídico. Nunca se amedrentó. Cuentan que su teléfono estaba escrito con carbonilla en las paredes de los barrios de trabajadores de Saladillo y Villa Manuelita en Rosario para quienes necesitaran defensa profesional de sus derechos civiles, políticos y laborales. Para 1968 fue un referente regional y nacional de la CGT de los Argentinos liderada por Raimundo Ongaro. En ese mismo año participó de la Asociación Gremial de Abogados e impulsó la creación de la Agrupación de Abogados de Rosario, cuyos integrantes se dedicaron a la presentación de Habeas Corpus con el objetivo de preservar la integridad física de los detenidos por razones políticas y sociales. Esa misma defensa llevó adelante un año más tarde (1969), durante El Rosariazo en defensa de militantes, trabajadores y estudiantes arbitrariamente detenidos. Con anterioridad había puesto en marcha con Luis Lescano y otros compañeros de militancia, la Comisión de Movilización del Movimiento Peronista de Rosario; comisión integrada por militantes de la Unión de Estudiantes del Litoral, el Frente Estudiantil Nacional, Movimiento Juventud Peronista, Juventud Peronista en Lucha, Movimiento Revolucionario Peronista y militantes de organizaciones barriales y gremiales. Zanella, revisionista histórico, admiraba a San Martin, Dorrego, Rosas, Yrigoyen, Perón y Evita. En 1976, entronizada la dictadura cívico-militar, obtuvo asilo diplomático en la Embajada de México en Argentina, permaneciendo allí con su esposa y otros dirigentes peronistas, como Héctor J. Cámpora y Juan Manuel Abal Medina. Ya en el país azteca tuvo dos hijos y trabajó durante años en la Secretaría de Trabajo y Previsión Social de México. Volvió a la patria en enero de 1985 y retomó su trabajo de abogado laboralista y docente universitario al recuperar su cargo de profesor de Historia Argentina II en la Universidad Nacional del Litoral. Tiene en su haber una historia del sindicalismo en Argentina que permanece inédita. Falleció el 23 de abril de 2022.